Por Catarina Demony
25 mar (Reuters) - El jefe de la ONU, António Guterres, pidió el lunes reparaciones por el tráfico transatlántico de personas esclavizadas como forma de abordar su legado en la sociedad actual, incluido el racismo sistémico.
Entre los siglos XV y XIX, al menos 12,5 millones de africanos fueron secuestrados, transportados a la fuerza por barcos y comerciantes europeos y vendidos como esclavos. Los que sobrevivieron al brutal viaje acabaron trabajando en plantaciones de América, sobre todo en Brasil y el Caribe, mientras otros se beneficiaban de su trabajo.
En una declaración con motivo del Día Internacional de las Naciones Unidas en Recuerdo de las Víctimas de la Esclavitud, Guterres afirmó que el pasado "sentó las bases de un violento sistema de discriminación basado en la supremacía blanca".
"Pedimos marcos de justicia reparadora que ayuden a superar generaciones de exclusión y discriminación", afirmó Guterres.
En septiembre, un informe de la ONU sugirió que los países deberían considerar la posibilidad de conceder reparaciones económicas para compensar la esclavitud. La idea de pagar indemnizaciones o reparar de otro modo la esclavitud tiene una larga historia, pero el movimiento ha ido ganando impulso en todo el mundo.
"Este es el movimiento que señalará, por fin, la victoria colectiva de la humanidad, del bien sobre el mal", declaró en la Asamblea General de la ONU Hilary Beckles, presidenta de la comisión de reparaciones de la unión política y económica de la Comunidad del Caribe (CARICOM).
La Comisión de Reparaciones de la CARICOM se creó con el fin de obtener reparaciones de antiguas potencias coloniales como Reino Unido, Francia y Portugal, incluidas la cancelación de la deuda y ayudas para hacer frente a la crisis de salud pública.
La Campaña de Reparación, que está elaborando planes para los países CARICOM, publicó el lunes una encuesta que mostraba que cuatro de cada 10 personas en el Reino Unido estaban de acuerdo en que el Caribe debía recibir una compensación económica, mientras que tres de cada cinco estaban de acuerdo en que se debía presentar una disculpa formal.
(Reporte de Catarina Demony en Lisboa; Editado en español por Héctor Espinoza)