Por Chang-Ran Kim
CHIBA, Japón, 26 jul (Reuters) - Un taekwondista iraní se quedó a las puertas de ganar una medalla histórica para el Equipo Olímpico de Refugiados el domingo, pero el jefe del organismo rector de este deporte ya tiene la vista puesta en un joven refugiado sirio para la cita de París 2024.
Ese honor corresponde a Wael Al Faraj, de 18 años, que se abrió paso rápidamente hasta un respetable cinturón negro de tercer dan desde que empezó a entrenar en 2016 en la academia del campamento jordano de Azraq, ideada por el jefe del Taekwondo Mundial.
"Le dije: 'Eres la esperanza del futuro, así que practica duro, prepárate para los Juegos Olímpicos de París'", dijo a Reuters en una entrevista Chungwon Choue, quien dirige tanto el World Taekwondo (WT) como la Fundación Humanitaria de Taekwondo (THF), y añadió que había llamado por vídeo a Al Faraj desde la sede olímpica hacía dos días.
"Voy a apoyarle", dijo Choue, y añadió que tenía grandes esperanzas de que Al Faraj obtuviera una medalla histórica.
La rama humanitaria del taekwondo se creó en 2016 y ahora cuenta con academias instaladas en tres campos de refugiados, en Jordania, Ruanda y Turquía, con un número de alumnos que oscila entre los 200 y los 725.
El campo de Kiziba, en Ruanda, contará con un atleta en el debut del taekwondo en los Juegos Paralímpicos de este año: el refugiado burundés Parfait Hakizimana.
Para Choue, las academias no son sólo un ejercicio de promoción y publicidad del deporte de combate. Su padre fue el impulsor del Día Internacional de la Paz de las Naciones Unidas, establecido en 1981, y le inculcó la importancia de contribuir a la sociedad, dijo.
El campamento de Azraq de Al Faraj alberga un área de 4.000 metros cuadrados asignada a la THF por el gobierno jordano y cuenta con 13 cinturones negros entre sus practicantes.
El Equipo Olímpico de Refugiados tuvo tres atletas que compitieron en taekwondo este año.
(Reporte de Chang-Ran Kim, editado en español por Daniela Desantis)