Por Andrés González
BARCELONA (Reuters) - El Rey de España, Felipe VI, llamó el domingo a la cooperación entre las distintas administraciones para que el World Mobile Congress siga celebrándose en Barcelona, después de que la alcaldesa de la ciudad y el presidente del Parlament se negaran a recibirle a su llegada a la inauguración de la feria tecnológica.
Los dirigentes catalanes, que no obstante sí acudieron a la posterior cena de inauguración, buscaban con este gesto escenificar su rechazo a la posición del monarca tras el referéndum independentista declarado ilegal del 1 de octubre.
Durante su discurso impartido en catalán, español e inglés, el Rey llamó al compromiso entre el Gobierno central, la Generalitat de Cataluña y el Ayuntamiento de Barcelona.
"Este compromiso firme de nuestras administraciones, corporaciones y compañías debe ser siempre un propósito esencial para que este encuentro siga consolidando de cara al futuro su proyección e influencia a todo el mundo y lo haga desde aquí mismo, desde Barcelona", dijo Felipe VI.
Tras los acontecimientos del 1 de octubre, cuando según las autoridades de la región cientos de personas resultaron heridas por las cargas policiales para evitar la consulta declarada ilegal por el Tribunal Constitucional, el Rey se dirigió a la nación en un inusual discurso en el que cargó con dureza contra los dirigentes independentistas y la gestión de la Generalitat.
"Después de los hechos del 1 de octubre el papel del monarca no fue el que era de esperar, que es el de un jefe de Estado que se mantiene por encima de la polémica. En lugar de hacer eso lo que hizo el monarca fue justificar esas cargas policiales", dijo la alcaldesa Ada Colau, tras anunciar que no acudiría al tradicionalmente llamado "besamanos" con el Rey.
El protocolo de la Casa Real contempla que las autoridades deben encargarse de recibir al monarca en los eventos a los que acude.
La visita del Rey, la primera desde los atentados del pasado agosto que causaron 15 muertos en Barcelona y Cambrils, provocó protestas ante el Palau de la Música, donde cientos de personas se concentraron para expresar su oposición a la postura de Felipe VI tras la celebración de la consulta secesionista.
Durante la concentración convocada por las organizaciones proindepententistas Òmnium Cultural y ANC se produjeron algunos enfrentamientos leves entre manifestantes y efectivos de los Mossos d'Esquadra.
Desde el Gobierno central calificaron la actitud de Colau y del presidente del Parlament, Roger Torrent, de "irresponsable y sectaria".
"Los desplantes anunciados por ciertos representantes institucionales, además de injustos y mezquinos, ponen en riesgo que Barcelona pueda seguir albergando en el futuro un evento global de tanta importancia", dijeron fuentes de Moncloa.
Aunque no mantiene una posición abiertamente independentista, la alcaldesa de Barcelona y su formación Catalunya en Comú defienden el derecho a decidir de los catalanes de cara a una votación sobre la independencia.
POLÍTICA ENTRE MÓVILES Y TECNOLOGÍA
La situación política ha marcado los días previos al congreso de móviles, la feria más importante de la región, que atrae a más de 100.000 personas cada año a Barcelona.
El congreso se celebra en medio de un bloqueo político en Cataluña y con la formación de un nuevo gobierno en el aire después de las elecciones del pasado diciembre, convocadas por el Ejecutivo central tras la aprobación de las medidas de intervención en la región.
Más de 3.000 empresas sacaron su sede social de la región entre octubre y diciembre después del referéndum al que siguió una declaración unilateral de independencia y el cese del Govern por parte del Ejecutivo central.
La organización del evento, la GSMA, recordó en octubre que tiene contrato en vigor con la ciudad de Barcelona hasta 2023, aunque reconoció que vigila de cerca la situación en España y Cataluña de cara a su impacto en la feria.
El World Mobile Congress tiene un importante impacto económico en la ciudad. Los hoteles están llenos y se estiman unos ingresos de más de 400 millones de euros por el gasto de los participantes en restauración, ocio y pernoctaciones.