Por Sofia Menchu
SAN MIGUEL LOS LOTES, Guatemala (Reuters) - Las brigadas de rescate buscaban el miércoles entre toneladas de ceniza y arena a más víctimas de la erupción del volcán Fuego el fin de semana en Guatemala, la más violenta en más de cuatro décadas y que provocó al menos 99 muertos y unos 200 desaparecidos.
En grupos de veinte y cargando picos, linternas y escaleras, entraban a áreas delimitadas con cinta amarilla donde varias viviendas quedaron sepultadas el domingo por una avalancha de lodo y material incandescente. En otras zonas cercanas, algunos bomberos escarbaban solos o ayudados por retroexcavadoras.
"Solo podemos trabajar en los lugares donde podemos pararnos sobre los techos de las casas porque más arriba hay una área a la que no podemos llegar, lo intentamos pero teníamos que caminar sobre tablas de madera", dijo Diego Lorenzana, de 25 años, narrando que las tareas son complejas porque la arena está muy caliente.
El sitio estaba restringido, sólo unas cuantas personas tenían permitido pasar a dejar comida a los miembros de los equipos de rescate o a sacerdotes que entraban a rezar.
"Hay lugares donde metemos una piocha o un tubo y cuando vemos que sale mucho humo desde aquí vemos el fuego y es imposible seguir escarbando porque nos podemos morir", explicó Lorenzana.
Nueve cuerpos más habían sido rescatados, dijo el portavoz de los bomberos municipales departamentales, Cecilio Chacaj, y un superviviente había fallecido en un hospital.
Concepción Hernández, un superviviente de 88 años, quien apareció conmocionado en un video en redes sociales quemado y cubierto de lodo y ceniza, falleció en las primeras horas del miércoles, según la prensa local.
La erupción del volcán, localizado a unos 50 kilómetros de la capital del país, dejó 1,7 millones de personas afectadas, 12.000 evacuados y 3.300 pobladores en albergues, según la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) de Guatemala.
Y el riesgo persistía. El coloso registraba el miércoles explosiones entre débiles y moderadas que generaban una columna de ceniza que se elevaba a unos 4.700 metros sobre el nivel del mar, provocando avalanchas moderadas en sus inmediaciones.
"La actividad continúa y no se descarta la posibilidad de que se dé un nuevo descenso de flujos piroclásticos en cualquiera de las barrancas principales en las próximas horas o días", dijeron las autoridades en un informe vulcanológico.