Por Matthias Williams
KIEV (Reuters) - Una tártara de Crimea que canta sobre la deportación por parte de Iósif Stalin de cientos de miles de personas de su hogar en el Mar Negro representará a Ucrania en el concurso musical de Eurovision, dos años después de que Rusia se anexionara el territorio.
Jamala, una cantante de 32 años, ganó un concurso doméstico el domingo para representar a su país.
Tras acabar su canción "1944" - el año de la deportación masiva de tártaros de la península de Crimea - Jamala y uno de los jueces del panel apenas contenían las lágrimas al hablar sobre la anexión rusa de Crimea después de 70 años.
Rusia también participa en Eurovision, y la presencia de Jamala en la final de Estocolomo en mayo podría añadir un toque político a un concurso conocido cada año como una celebración de lo cursi.
La victoria de Jamala se produjo en un fin de semana emocionalmente cargado en Ucrania, que conmemoró la muerte de más de 100 manifestantes muertos en dos días de protestas en 2014 que destituyeron a un presidente prorruso en el país.
En una señal de efervescente furia contra Rusia, los manifestantes atacaron dos sucursales de bancos rusos en el centro de Kiev.
Aunque la selección del tema puede ser poco frecuente, Jamala dijo que contar la historia de su familia ayudará a evitar que se repitan los errores del pasado.
"El mensaje principal es recordar y conocer esta historia. Cuando conocemos, prevenimos", dijo a Reuters en una entrevista anterior en un estudio de música en Kiev.
SENTIRSE LIBRE
Durante la Segunda Guerra Mundial, los tártaros como la familia de Jamala fueron acusados de ser colaboradores de los nazis, expulsados de sus casas por los soldados del Ejército Rojo y llevados a Asia Central en camiones sin comida, agua ni aire fresco. La hija de su bisabuela murió a bordo y fue tirada del vehículo "como basura", dijo.
El Parlamento ucraniano aprobó el año pasado una resolución que equipara las deportaciones a genocidio.
Siete décadas después, el asunto de los tártaros vuelve a centrar la atención después de que Rusia tomase el control de Crimea y respaldase la insurgencia prorrusa en el este del país.
Cuando los rusos llegaron hace dos años, la mayoría de la familia de Jamala se quedó en Crímea lugar adonde volvieron a a finales de los años 80,
En el pueblo donde está enterrada su abuela y aún vive su abuelo de 87 años, Jamala dice que sus parientes reciben abusos y que ella es llamada secuaz de America o fascista por parecer enfrentarse a Rusia.
No ha visto a su familia desde el verano de 2014.
"Da mucho miedo pensar que les pueda ocurrir algo porque me sienta tan libre aquí", dijo. "...Entiendo que cada palabra mía puede dañarles allí", dijo.