Por Michael Holden y Paul Sandle
LONDRES (Reuters) - El primer ministro británico, David Cameron, presentó el lunes una nueva estrategia para combatir el extremismo, una lucha que dijo "seguramente defina nuestro siglo", pero ha recibido la condenada de la comunidad islámica al considerar que demoniza a al colectivo y está destinado a fracasar.
La política antiterrorista ha sido una promesa del gobierno de Cameron durante meses y está diseñada para poner cerco a la ideología que promueven los milicianos de Estado Islámico, Al Qaeda y otros grupos islamistas y que en Londres creen que puede llevar a jóvenes británicos a sumarse a la violencia.
"Subversivos, bien organizados y sofisticados en sus métodos, los extremistas islámicos no sólo amenazan nuestra seguridad sino que ponen en juego todo el sistema que hemos construido juntos – una exitosa sociedad mestiza y plurireligiosa –", escribió Cameron en su página de Facebook (O:FB). "Tenemos que combatirles allá donde estemos", dijo.
Entre otras propuestas, la ley considerada extremistas a grupos que inciten al odio, podrán ser clausurados los lugares donde se reúnan los radicales – incluidas mezquitas – y se hará mayor seguimiento a medios de comunicación con contenido extremista.
La nueva regulación también permitirá a los padres preocupados porque sus hijos puedan viajar a Oriente Próximo y unirse a Estado Islámico la posibilidad de pedir que se les retire el pasaporte. Además, cualquier persona con condenas por ofensas terroristas será vetado para trabajar con menores.
El Instituto Musulman de Reino Unido (MCB), la principal organización islámica del país, dijo que la estrategia del Ejecutivo se basa en un pobre análisis y tiene el riesgo de alienar una comunidad de la que se necesita su apoyo.