Por Ricardo Brito
BRASÍLIA (Reuters) - El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sufrió el viernes el golpe más duro recibido hasta el momento durante su mandato, después de que su popular ministro de Justicia renunciara a su cargo acusándolo de posible injerencia política, lo que añadió problemas a un Gobierno que lucha por controlar el brote de coronavirus.
Sergio Moro, quien ganó notoriedad como juez principal de la Operación Lava Jato, que acabó con el encarcelamiento del expresidente Lula da Silva, dijo que renunció con motivo del despido por parte de Bolsonaro del jefe de la Policía Federal, Mauricio Valeixo, por razones personales y políticas.
Su repentina salida y las denuncias que hizo tras dejar el cargo suponen un duro golpe para Bolsonaro, cuya popularidad ha disminuido debido a su gestión de la pandemia de coronavirus, que ha matado a 3.600 brasileños hasta el momento e incluso muestra señales de empeorar.
Bolsonaro calificó las acusaciones de Moro de "infundadas" y negó haber interferido en las investigaciones. También insistió en que tiene la autoridad para reemplazar a los oficiales de la Policía Federal.
"El nombramiento es mío, la prerrogativa es mía y el día que tenga que someterme a cualquiera de mis subordinados, dejo de ser presidente de la república", dijo Bolsonaro en un discurso flanqueado por la mayor parte de su gabinete en el palacio presidencial.
Las acusaciones de Moro provocaron reacciones en todo el espectro político de Brasil. El expresidente Fernando Henrique Cardoso instó a Bolsonaro a renunciar, mientras que el fiscal general de Brasil, Augusto Aras, solicitó al Tribunal Supremo Federal que inicie una investigación sobre las denuncias.
Los mercados financieros brasileños cayeron con fuerza tras la noticia. Las acciones bajaron casi un 10%, antes de reducir las pérdidas a un 5,5%, mientras que el real bajó a un mínimo histórico. Los inversores temen que el ministro de Economía, Paulo Guedes, sea el próximo "superministro" en dejar el gabinete.
Moro dijo que el mandatario de ultraderecha teme las investigaciones del máximo tribunal del país, sin dar detalles, y que quiere obtener información privilegiada sobre su jefe policial, condiciones que calificó como intolerables.
"El presidente me enfatizó explícitamente más de una vez que quiere a alguien que sea su contacto personal, a quien pueda llamar, de quien pueda obtener información, informes de inteligencia", aseguró Moro. "Y realmente no es el trabajo de la Policía Federal dar esa información".
Durante los comentarios televisados de Moro y el presidente, se produjeron protestas en todo Brasil, con personas golpeando ollas y sartenes desde sus hogares y gritando "¡Fuera Bolsonaro!".
PERDIENDO ALIADOS
La salida de Moro puede suponer la pérdida de muchos de los votantes que respaldaron a Bolsonaro en 2018 por su campaña anticorrupción, lo que dejaría al presidente dependiendo tan sólo de activistas sociales conservadores, un puñado de parlamentarios y su círculo militar.
"La salida del ministro Sergio Moro muestra que el gobierno de Bolsonaro se alejó del deseo popular de combatir la corrupción. Es la derrota de la ética", dijo el partido centrista Podemos en un comunicado.
La crisis se produce una semana después de que Bolsonaro destituyera al popular ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, quien se había enfrentado con el presidente sobre cómo combatir el brote de coronavirus.
Brasil ha registrado 357 muertes por coronavirus en las últimas 24 horas, dijo el viernes el Ministerio de Salud, llevando el número de fallecido a al menos 3.670. Los casos confirmados, en tanto, aumentaron a casi 53.000.
(Reporte adicional de Maria Carolina Marcello y Lisandra Paraguassu en Brasilia y Eduardo Simoes en Sao Paulo, Escrito por Gabriel Stargardter, Editado en Español por Rodrigo Charme)