BAGDAD (Reuters) - La ejecución de un clérigo chií podría minar los esfuerzos para mejorar las relaciones con su rival regional Irak, en el que políticos, milicias y un prominente clérigo pidieron el sábado que se cortaran los lazos diplomáticos recientemente reanudados.
El reinó suní reabrió esta semana su embajada en Bagdad por primera vez desde que se cortaran los lazos en 1990 tras la invasión de Kuwait por parte de Irak, lo que subrayaba un acercamiento que podría impulsar una alianza regional contra los militantes del Estado Islámico.
Pero la ejecución del sábado del clérigo Sheikh Nimr al-Nimr provocó peticiones en Irak para que la embajada de Arabia Saudí permaneciera cerrada.
"Insto al Gobierno a abstenerse de abrir embajada saudí", dijo el prominente clérigo chiíta iraquí Moqtada al-Sadr en una declaración, pidiendo airadas manifestaciones en su país y a través del Golfo para protestar por la ejecución.
La milicias respaldadas por Asaib Ahl al-Haq, por su parte, acusó a Arabia Saudí de tratar de alimentar conflictos entre sunitas y chiítas.
"¿Cuál es el uso de tener una embajada saudí en Irak?" agregó el grupo armado en un comunicado.
Qassim al-Araji, un líder de la Organización Badr, otro grupo paramilitar chií vinculado a Irán con un ala política, pidió al gobierno cortar relaciones diplomáticas "inmediatamente".
Dijo que la ejecución de Nimr había "abierto las puertas del infierno", en comentarios emitidos en al-Gadir, el canal de televisión de su grupo.
Arabia Saudí ejecutó a 47 personas el sábado incluyendo Nimr, a quien el gobierno había acusado de incitar a la violencia contra la policía. Los partidarios de Nimr dicen que era un pacífico disidente que pidió mayores derechos para la minoría chiíta del reino.
Arabia Saudí ha acusado a su compañero productor de petróleo Irak de estar demasiado cerca del poder chií de Irán y de alentar la discriminación sectaria contra los sunitas, una acusación que Bagdad niega.
Algunos políticos iraquíes dijeron que Arabia Saudí está detrás de la subida del Estado Islámico, aunque el reino ha repudiado la versión de línea ultra dura del Islam sunita que el favorece el grupo.
El Estado Islámico controla grandes extensiones de territorio en Irak y la vecina Siria y reivindicado varios ataques mortales en el interior Arabia Saudí el año pasado.
Humam Hamoudi, un prominente político chií y miembro de el poderoso partido Consejo Supremo Islámico de Iraq (ISCI), advirtió que la ejecución de Nimr beneficiaría al Estado Islámico por exacerbar la violencia sectaria entre suníes y chiíes.
El ex primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, dijo que la decisión para ejecutar Nimr derrocaría al gobierno de Arabia Saudí, "como el crimen de ejecutar el mártir (Mohammed Baqir) al-Sadr hizo con Saddam (Hussein)", en referencia a otro prominente clérigo chiíta asesinado por el gobierno iraquí en 1980.
(Escrito por Stephen Kalin; editado por Helen Popper, traducido por Andrés González)