WASHINGTON - La Administración Federal de Aviación (FAA) ha intensificado su supervisión de las prácticas de producción de Boeing (NYSE:BA) tras un incidente con un avión 737-9 Max de Alaska Airlines, en el que se desprendió un tapón de la puerta durante el vuelo. Esta medida supone un cambio con respecto al anterior enfoque autorregulado que se había permitido mantener a Boeing.
La reciente emergencia no sólo ha provocado un mayor escrutinio normativo, sino que también ha dado lugar a una demanda colectiva presentada por los pasajeros. La preocupación ha aumentado a la luz del historial de Boeing, sobre todo después de dos accidentes mortales del 737 Max en los últimos años que se saldaron con 346 muertos. Estos sucesos han puesto en tela de juicio el compromiso de Boeing con las normas de seguridad.
El consejero delegado de Boeing, Dave Calhoun, reconoció públicamente los problemas de producción de la empresa. En respuesta al último incidente, Boeing ha iniciado inspecciones en toda su cadena de producción, descubriendo nuevos problemas, entre ellos pernos sueltos.
La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) está investigando activamente las circunstancias que condujeron al aterrizaje de emergencia del vuelo de Alaska Airlines. Mientras tanto, crecen las peticiones para que se nombre a un supervisor independiente del sector que supervise el cumplimiento por parte de Boeing de los estrictos protocolos de seguridad y garantice que no se repitan este tipo de incidentes.
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