Por Lisa Rapaport
(Reuters Health) - Un equipo de Estados Unidos aseguró que la muerte de un ex jugador de fútbol universitario de 25 años tras recibir varios golpes en la cabeza y con signos de daño cerebral proporciona nuevas claves del efecto de esos traumatismos en la salud de los atletas.
El joven sufrió una encefalopatía traumática crónica (ETC), un trastorno cerebral que sólo se puede diagnosticar en una autopsia. Murió por un paro cardíaco asociado con una infección en el corazón, pero la autopsia reveló señales de daño cerebral que coincidían con la ETC, según publica el equipo en JAMA Neurology.
"Existe la idea de que la ETC sólo afecta a los atletas profesionales; en este caso, como en muchos otros, nos muestran que la práctica amateur de los deportes de contacto también hay riesgos", dijo la autora principal, doctora Ann McKee, de la Universidad de Boston.
Aunque no es el primer ex jugador de fútbol con ETC después de practicar deportes de contacto, el equipo destaca que este atleta contaba con resultados de una serie de pruebas psicológicas y cognitivas antes de morir que aportan información sobre cómo aparecen los síntomas de la ETC.
El joven comenzó a jugar fútbol americano a los seis años y siguió haciéndolo hasta los 16 años; llegó a la 1ª División de fútbol universitario como defensor. Sufrió más de 10 traumatismos en la cabeza en el campo de juego; el primero fue a los ocho años y nunca estuvo hospitalizado.
En el primer año de la universidad, sufrió un traumatismo con pérdida momentánea de la conciencia seguida de cefaleas, dolor de cuello, visión borrosa, tinitus, insomnio, ansiedad y problemas de concentración. Los síntomas se mantuvieron y dejó de jugar fútbol al inicio del tercer año.
Sus calificaciones bajaron y abandonó los estudios por síntomas como falta de apetito y pensamientos suicidas. A los 24 años, las pruebas neurológicas mostraron problemas de memoria, lenguaje y reproducción de dibujos.
Después de morir, los autores revisaron su historia clínica y signos en su cerebro, donado para estudio, que coincidían con el síndrome postraumático, probable ETC y depresión grave.
Aunque se necesitan más estudios antes de generalizar las conclusiones, los autores consideran que debería tenerse en cuenta la ETC en los atletas jóvenes con traumatismos cerebrales reiterados y síntomas anímicos y conductuales persistentes.
Aun así, los antecedentes de este caso y el perfil del paciente no permiten distinguir claramente la ETC del síndrome postraumático o la depresión, según opina en un editorial sobre el estudio el doctor James Noble, del Centro Médico de la Universidad de Columbia.
"La importancia de este caso está en que describe cómo nuestra forma habitual de aproximarnos a un diagnóstico en la práctica, incluidos los antecedentes, las evaluaciones, las pruebas neuropsicológicas y las imágenes por resonancia magnética, todos utilizados en este paciente, es insuficiente para distinguir la ETC de otros trastornos", indicó Noble por e-mail.
FUENTE: JAMA Neurology, online 4 de enero del 2016.