Por Tom Miles
GINEBRA (Reuters) - Los últimos bastiones del Estado Islámico en Siria probablemente caerán hacia finales de octubre, lo que debe ser el detonante para que la comunidad internacional presione para celebrar elecciones libres y justas, dijo el enviado de la ONU en Siria Staffan de Mistura el viernes.
"Lo que en mi opinión estamos viendo es el comienzo del fin de esta guerra... tenemos que asegurarnos de que esto también se convierta en el principio de la paz. Y ahí es donde el desafío empieza", dijo De Mistura en una entrevista con la BBC.
Hay tres sitios que todavía están lejos de quedar estabilizados, dijo: Raqqa, Deir al-Zor e Idlib.
"Después de Raqqa y de Deir al-Zor, lo cual es cuestión de meses, llegará el momento de la verdad. Si la comunidad internacional ayuda tanto a la oposición como al gobierno presionando a este último para que acepte una negociación real, entonces habría posibilidades de que dentro de un año se celebren unas elecciones realmente fiables".
La ciudad de Deir al-Zor lleva asolada por el Estado Islámico años, obligando a la ONU a llevar a cabo una importante y costosa campaña de abastecimiento por aire a los civiles.
"Es probable que el gobierno sírio y los rusos liberen la ciudad a finales de este mes o como muy tarde a principios de octubre", dijo De Mistura.
Estados Unidos y las Fuerzas Democráticas Sírias, apoyadas por los estadounidenses, "probablemente liberen Raqqa a finales de octubre".
La tercera zona, Idlib, está "llena de miembros del al Nusra, que es Al Qaeda", dijo De Mistura, en referencia al Frente Nusra, en el pasado integrado en Al Qaeda. Se ha cambiado el nombre y fusionado con otros grupos, pero continúa siendo la única fuerza en la guerra de Siria, aparte del ISIS, a la que la ONU califica de "terrorista".
La lección aprendida en la ciudad iraquí de Mosul, tomada por el ISIS una década después de que EEUU declarase su "misión cumplida" en Irak, es que a la guerra de Siria debían seguir unas elecciones justas gestionadas por la ONU, todo sin descuidar a las minorías.
La guerra de Siria ha enfrentado a los suníes, apoyados por Arabia Saudí, Catar y Turquía, con las fuerzas leales al presidente Bashar al-Assad, alauí, al que respaldan los aliados chiíes, incluyendo Irán y las milicias libanesas de Hezbolá.
Un tratado de paz que no representase a todas las partes dejaría abierta una vía mediante la cual podría volver a revivir el Estado Islámico, un grupo de extremistas suníes también conocido con el nombre árabe de Daesh.
"Incluso aquellos que crean que ganaron la guerra - el gobierno - necesitarán hacer un esfuerzo o si no el Daesh regresará en un mes o dos".
A nadie le interesa el resurgimiento del ISIS en Siria, dijo De Mistura. Los aliados de Assad en Moscú, recordando la experiencia soviética en la guerra de Afganistán, "definitivamente quieren una estrategia de salida".
"Estamos acercándonos a un tipo de entendimiento en el que el consenso es que la prioridad es el fin del conflicto, incluso entre aquellos que han estado involucrados en la guerra", concluyó De Mistura. "Lo que necesitamos hacer es cerrarlo de forma se estabilice, no simplemente terminar con el conflicto".