Por Ellen Francis
BEIRUT, 24 sep (Reuters) - Los políticos sectarios del Líbano han sobrepasado un plazo que habían acordado con Francia y si los incumplimientos continúan se puede poner en peligro el balón de oxígeno francés para sacar a la nación de Oriente Próximo de su peor crisis desde la guerra civil de 1975-1990.
Francia ha elaborado un calendario para que el Líbano haga frente a la corrupción y aplique reformas que ayuden a captar miles de millones de dólares en ayuda exterior para salvar a un país que se está ahogando en deuda.
Sin embargo, los líderes que gestionaron el país durante años de gasto público inútil y corrupción han tropezado con el primer obstáculo al no cumplir la promesa hecha al presidente francés Emmanuel Macron de formar un nuevo gabinete para mediados de septiembre.
La elección del gabinete, sin embargo, puede ser la parte fácil. Una vez nombrados, los ministros tienen una montaña de desafíos, que van desde la reactivación de un sector bancario paralizado hasta la reparación de un sector energético que no puede mantener las luces encendidas en una nación de unos 6 millones de habitantes.
Macron, que visitó Beirut después de la devastadora explosión en el puerto de la capital el pasado agosto, ha dicho a los representantes libaneses que podrían enfrentarse a sanciones si esta corrupción se interpone en el camino. París, además, ha dicho repetidamente que no habrá ayuda sin cambios.
¿QUÉ HA IMPEDIDO AL LÍBANO NOMBRAR A UN GOBIERNO?
La culpa es de la política partidista y sectaria. En el núcleo del atasco para formar un gabinete ha estado la demanda de los dos principales partidos musulmanes chiítas, Hezbolá, apoyado por Irán, y su aliado Amal, de elegir a varios ministros y mantener el puesto de finanzas en sus manos.
El Ministerio de Finanzas tendrá un papel vital en la elaboración de los planes para salir de la crisis económica.
Mustapha Adib, un sunita designado para el cargo de primer ministro bajo el sistema sectario de reparto del poder en el Líbano, ha tratado de cambiar la dirección de los ministerios, algunos de los cuales han estado controlados por los mismos partidos durante años.
Hezbolá, cuya influencia política ha aumentado, y Amal, consideran que las medidas para desplazarlos de los puestos clave del gabinete son un intento de debilitar su influencia, según dicen algunos políticos.
Estas dos formaciones tienen una mayoría parlamentaria con sus aliados cristianos y con otros, aunque la disputa por el gabinete los ha puesto en desacuerdo. El presidente Michel Aoun, un cristiano maronita aliado de Hezbolá, ha dicho que ninguna secta debe reclamar ningún ministerio.
No obstante, la decisión de Washington en septiembre de imponer sanciones a los aliados de Hezbolá profundizó la resolución del bloque chiíta de influir en los nombramientos del gabinete, según fuentes políticas. Washington considera a Hezbolá como un grupo terrorista.
Sin embargo, la presión extranjera también podría dar resultados. La intervención de Macron hizo que los líderes más polémicos del Líbano se pusieran de acuerdo sobre el primer ministro a elegir horas antes de que el presidente francés llegara a Beirut en su segunda visita en menos de un mes.
¿QUÉ ESTÁ EN JUEGO?
Francia ha dicho que el Líbano se enfrenta al colapso si no cambia de rumbo. El presidente libanés ha dicho que el país se irá "al infierno" si no nombra un gabinete. Muchos libaneses, miles de los cuales salieron a las calles el año pasado para exigir un cambio, ya se han visto sumidos en la pobreza ante el deterioro económico.
El Líbano necesita dinero en efectivo —y rápido— después de incumplir el pago de su deuda soberana, en un momento en que sus bancos están de rodillas. La explosión del puerto de Beirut, que mató a casi 200 personas, dio a la nación una nueva factura de reparaciones estimada en hasta 4.600 millones de dólares.
El banco central ha estado utilizando las menguantes reservas de divisas para subvencionar importaciones vitales de trigo, combustible y medicinas. El fin de los subsidios, que según el organismo no se pueden mantener indefinidamente, traerá más miseria y podría avivar las tensiones.
Pequeños episodios de disturbios sectarios y escaramuzas entre facciones han acompañado a la caída libre de la economía. Un mayor deterioro amenaza con más brotes, mientras que las fuerzas de seguridad reciben los pagos en una moneda que está perdiendo rápidamente su valor.
Los países que prometieron miles de millones de dólares para ayudar al Líbano en una conferencia celebrada en París en 2018 se negaron a entregar el dinero en efectivo cuando el país no llevó a cabo las reformas. Estas naciones han hecho del cambio de rumbo una condición para cualquier ayuda futura.
Macron soltó un duro mensaje en Beirut el 1 de septiembre: "Si su clase política fracasa, entonces no acudiremos en ayuda del Líbano".
¿SERÁ MÁS FÁCIL CON UN GOBIERNO?
Hay grandes desafíos por delante. Francia ha elaborado una hoja de ruta detallada para el nuevo gabinete, que va desde el rápido reinicio de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional hasta el lanzamiento de licitaciones para comenzar a construir nuevas centrales eléctricas.
Una cuestión crucial es que Francia ha dicho que el Gobierno debe comenzar a abordar rápidamente la corrupción endémica para asegurarse financiación en otra conferencia de contribuyentes que París ha dicho que está lista para celebrar en la segunda mitad de octubre.
Esto significa que cualquier nuevo Gobierno se enfrenta a un plazo muy ajustado y podría suponer una tarea complicada para los políticos del Líbano que no han fracasado a la hora de nombrar un gabinete a tiempo.
(Editado por Tom Perry y Edmund Blair; traducido por Andrea Ariet en Gdansk)