El Banco Mundial ha anunciado unas sombrías perspectivas económicas para Nigeria, con la previsión de que otros 2,8 millones de personas caigan en la pobreza de aquí a finales de año. Se prevé que la incidencia de la pobreza en el país aumente hasta el 37,5%, agravada por la persistente inflación y el lento crecimiento económico. En julio, la inflación alcanzó su nivel más alto en 17 años (24,1%), impulsada en gran medida por la subida de los precios de los alimentos y las consecuencias de la supresión de las subvenciones a los carburantes.
A pesar de las agresivas medidas de política monetaria, incluida una subida acumulada de tipos de 725 puntos básicos desde mayo del año pasado, las presiones inflacionistas siguen en gran medida sin control debido a la obstrucción de los canales de transmisión y a la continua monetización del déficit fiscal. Nigeria experimentó un considerable aumento del déficit fiscal federal del 63% de enero a mayo en comparación con el año anterior, impulsado por los mayores pagos de intereses, los aumentos del gasto de capital previos a las elecciones y la persistencia de los costes de las subvenciones a los combustibles. Estos factores contribuyen a una escalada prevista de la deuda pública hasta el 45% del PIB, con un servicio de la deuda superior a los ingresos totales en este periodo.
Aunque se registró un modesto superávit de la balanza por cuenta corriente, del 2,2% del PIB en el primer trimestre, apenas contribuyó a aumentar las reservas de divisas, debido en parte a la reducción de los flujos de divisas de exportación de petróleo provocada por los acuerdos de venta directa de crudo-compra directa de combustible.
Nigeria, la mayor economía de África, se enfrenta a importantes retos financieros en el sector exterior y se prevé que experimente una tasa media de crecimiento del 3,4% entre 2023-2025, siempre que se mantengan las reformas macrofiscales. Se prevé que la inflación disminuya el próximo año, lo que proporcionará un respiro a los actuales problemas económicos.
En respuesta a los mayores riesgos de pobreza entre las poblaciones vulnerables y la posibilidad de trampas de pobreza intergeneracionales, el Banco Mundial recomienda las transferencias de efectivo como medida de alivio inmediato mientras se buscan soluciones a más largo plazo.
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