Por Ahmed Rasheed y Raya Jalabi
SULAIMANIYA/ERBIL, Irak (Reuters) - Las violentas protestas en la ciudad iraquí de Basora casi han echado por tierra las posibilidades del primer ministro Haider al-Abadi de ganar un segundo mandato y han hecho añicos las esperanzas de Washington de moldear el próximo gobierno a su medida.
Quince personas murieron en las protestas contra los cortes de energía, la contaminación del agua, los deficientes servicios y la corrupción en la segunda ciudad de Irak, en muchos casos durante enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Aliados políticos y líderes religiosos culpan a Al Abadi de las turbulencias, lo que pone en peligro una alianza que ha formado el mandatario con el clérigo populista Moqtada al-Sadr.
La alianza con Sadr, cuyo bloque Saeroon terminó primero en las elecciones de mayo pero no ha podido formar gobierno, suponía para Al Abadi la mejor oportunidad de permanecer como primer ministro.
Pero Sadr ha condenado la gestión de Al Abadi de la crisis de Basora y está en conversaciones avanzadas con la coalición Fatih, liderada por el popular comandante de la milicia chií Hadi al-Amiri, respaldado por Irán, para formar una nueva alianza, dijeron a Reuters fuentes cercanas a las conversaciones.
Un acuerdo entre Fatih y Saeroon podría darle a Irán, enemigo de EEUU, una oportunidad de obtener más influencia en Irak, su vecino árabe más importante.
"Las conversaciones entre Fatih y Saeroon son serias y podrían llevar pronto a un gran avance en la crisis política", dijo el legislador Razzaq al-Haidari, miembro de la Organización Badr, dirigida por Amiri.
Las dos partes aún están negociando detalles, dijeron las fuentes. Pero una fuente de alto nivel en Fatih dijo que se había acordado un compromiso en virtud del cual ambos retirarían a sus principales candidatos para el cargo de primer ministro.
"Eso es lo que nosotros (Saeroun y Fatih) acordamos, por lo que Amiri ha retirado su candidatura. Y acordamos que Al Abadi no es elegible para un segundo mandato", dijo la fuente.
Sadr y Amiri acordaron el miércoles acelerar la formación de un gobierno. Los detalles completos de sus conversaciones no estaban disponibles, pero una coalición parece inminente.
"El fracaso de Al Abadi en la gestión de la crisis de Basora convenció totalmente a Sadr de que apoyar a Abadi pondrá en riesgo su estatus y popularidad entre millones de partidarios", dijo el analista Ahmed Younis, residente en Bagdad.
Estados Unidos respaldó a Al Abadi porque lo veía como un moderado que podía estabilizar un país acosado por el sectarismo político. Pero los cálculos de Washington podrían resultar erróneos y no cuenta con alternativas.
El colapso de la candidatura de Al Abadi reduciría el peso de Estados Unidos en la política en Irak, donde compite con la influencia de Irán. Teherán ha ido aumentando su peso en el país desde que una invasión encabezada por Estados Unidos derrocó a Sadam Husein en 2003.
(traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid)