Por Ed Stoddard
JOHANNESBURGO (Reuters) - La caza furtiva se ha cobrado la vida de más de 500 rinocerontes en Sudáfrica durante los primeros seis meses de 2018, una caída del 26 por ciento respecto a los 691 rinocerontes cazados el año pasado en el mismo periodo de tiempo, dijo el Departamento de Asuntos Medioambientales el viernes.
Existe una tendencia a la baja desde 2014, cuando se registró un récord de 1.215 rinocerontes cazados de manera furtiva en el país, pero los elevados niveles de animales sacrificados sugieren que la demanda de cuerno de rinoceronte sigue siendo fuerte en los mercados asiáticos, donde sus cuernos se consideran un preciado ingrediente en la elaboración de medicinas tradicionales.
Una de las principales razones del declive es la existencia de un sistema de radar móvil para detectar la actividad de caza furtiva que, según afirmó el departamento en un comunicado, "había asegurado el descenso de la caza furtiva de rinocerontes en áreas de alta densidad en más del ochenta por ciento".
La caza furtiva y la sequía también han reducido la población de rinocerontes, reduciendo los ejemplares a disposición de los cazadores furtivos. Se estima que hay alrededor de 5.000 rinocerontes actualmente en el parque nacional Kruger en comparación con los 9.000 que había en 2014, según cifras del Gobierno.
Las estimaciones varían, pero se cree que en Sudáfrica habita hasta el 80 por ciento de la población mundial de rinocerontes, estimada en más de 20.000, lo que convierte a Sudáfrica en el centro de la crisis de la caza furtiva. Comerciar con cuerno de rinoceronte está prohibido en el mercado internacional.
En 2007, sólo se cazó de manera furtiva a 13 rinocerontes en Sudáfrica, pero los datos aumentaron después para satisfacer la demanda a medida que mejoraban las economías de países asiáticos como Vietnam y China. En 2017 un total de 1.028 rinocerontes fueron víctimas de la caza furtiva en Sudáfrica.
Entre las iniciativas para frenar la caza furtiva se encuentran planes para trasladar y criar nuevas poblaciones de rinocerontes en ranchos de Texas y campañas educativas que den a conocer la grave situación de los animales.
(Editado por David Stamp; Traducido por Alba Calejero en la redacción de Madrid)