Por Sam Wilkin y Angus McDowall
DUBAI/ RIAD (Reuters) - Manifestantes iraníes asaltaron la embajada saudí en Teherán la madrugada del domingo y el máximo líder musulmán chií predijo "venganza divina" para la ejecución por Arabia Saudí de un prominente clérigo chií.
Los manifestantes protestaban contra la ejecución del clérigo Nimr al-Nimr e irrumpieron en el edificio de la embajada, rompiendo muebles e incendiando la instalación antes de ser expulsados por la policía.
El presidente iraní Hassan Rouhaní condenó la ejecución que calificó de "inhumana", pero también pidió procesar a los "individuos extremistas" que atacaron la embajada y el consulado de Arabia Saudí en la ciudad de Mashhad en el noreste del país, según informaron medios estatales.
El jefe de policía de Teherán dijo que un número sin especificar de "elementos indisciplinados" fueron arrestados por atacar la embajada con cócteles molotov y piedras. Un fiscal dijo que se detuvieron a 40 personas.
El líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, atacó a Arabia Saudita por segundo día consecutivo sobre la ejecución de Nimr, y dijo el domingo que los políticos del reino suníi se enfrentaría a un castigo divino por su muerte.
"La sangre injustamente derramada de este mártir oprimido, sin duda pronto mostrará su efecto y divina venganza caerá sobre los políticos saudíes", informó la televisión estatal que dijo Jamenei. Explicó que describió la ejecución como un "error político".
La Guardia Revolucionaria de Irán había prometido una "dura venganza" contra la dinastía real suníi por la ejecución del sábado, considerado un terrorista por Riad pero aclamado en Irán como un defensor de los derechos de la marginada minoría chií en Arabia Saudí.
Nimr, el mayor crítico de la dinastía de la minoría chíi, había llegado a ser visto como un líder de los activistas más jóvenes, cansados de la falta de líderes mayores y más moderados para lograr la igualdad con los suníes.
Aunque la mayoría de los 47 hombres asesinados en la mayor ejecución masiva en décadas eran suníes condenados por ataques de al Qaeda en Arabia Saudí hace una década, fueron Nimr y los otros tres chiíes que estaban acusados de verse involucrados de disparar a la policía los que atrajeron más atención internacional y en la región.
El movimiento parece finalizar las esperanzas de la aparición de un enemigo común contra el Estado Islámico y de un acercamiento entre los líderes suníes y chiíes de la región.
La página web de Jameini portó una foto de un conocido verdugo del Estados Islámico "yihadista John" con el texto ¿Alguna diferencia?.
La Guardia Revolucionaria dijo que la "dura venganza" sería derrocar este estado "pro terrorista, anti islámico".