Por Ellen Wulfhorst
FERGUSON Estados Unidos (Reuters) - La policía obligó a cumplir el toque de queda al dispersar a decenas de manifestantes furiosos por la muerte de un adolescente negro a manos de un policía blanco en la ciudad estadounidense de Ferguson, Missouri, limpiando las calles de ciudadanos durante una tensa jornada de protestas.
"Os debeis dispersar inmediatamente", advertía la policía con un altavoz, donde decenas de manifestantes se mantenían después del toque de queda que entró en vigor a media noche.
Poco tiempo después, los oficiales comenzaron a disparar botes de humo hacia la multitud. A pesar de que un portavoz de la patrulla de carreteras del Estado dijo que fue el humo y no gases lacrimógenos lo que dispersó a los manifestantes, pero el concejal de St. Louis Antonio Francés, que se encontraba en la zona, dijo a la prensa que la sustancia causó escozor en los ojos.
El gobernador Jay Nixon declaró el sábado estado de emergencia en Ferguson, en un intento por restablecer el orden tras una semana de fuertes protestas. El toque de queda será desde la medianoche hasta las 5.00 de la mañana hasta nuevo aviso, dijo el capitán de la patrulla de carreteras, Ron Johnson.
Johnson fue nombrado por el gobernador Nixon esta semana para supervisar la seguridad en el condado de St. Louis, donde se han registrado violentas manifestaciones tras la muerte a tiros el 9 de agosto de Michael Brown, de 18 años.
El ambiente entre los cientos de manifestantes en una calle importante de Ferguson era tenso y desafiante el sábado por la noche, en un marcado contraste a la atmósfera festiva del jueves. Decenas de policías con chalecos antibalas se alinearon a los lados del camino bajo la lluvia.
Cerca de 150 personas se quedaron en la calle después de la hora del toque de queda el domingo, dijo la policía.
Algunos manifestantes seguían en la calle, bajo un aguacero de lluvia, y cantaban, "Sin justicia no hay toque de queda, no hay paz", mientras que otros pedían a la multitud no avanzar hacia la policía.
Testigos en el lugar dijeron que escucharon disparos durante el enfrentamiento entre la policía y los manifestantes después de que comenzara el toque de queda, pero no pudieron ser confirmados.
"Soy un hombre adulto de 24 años", dijo el manifestante Phonso Scott. "Puedo estar aquí afuera por el tiempo que quiera. Estaré aquí a las 12:01, 12:02".
"El toque de queda hará las cosas peor", sostuvo. "Creo que los policías se van a poner violentos esta noche, pero no nos pueden encerrar a todos".
Más temprano el sábado, Nixon y otros funcionarios se vieron cara a cara con los enojados miembros de la comunidad durante una tensa conferencia de prensa en una iglesia cercana a Ferguson.
"Los ojos del mundo están mirando. Esta es la prueba para ver si una comunidad, esta comunidad, cualquier comunidad, puede romper el ciclo del miedo, la desconfianza y la violencia, y sustituirlo por la paz (...) y, en última instancia, por la justicia", dijo Nixon.
Algunos reaccionaron enojados a la noticia y varios dijeron que el oficial de policía que mató a Brown debía ser enjuiciado por asesinato si se quería reestablecer la paz. Hubo gritos de "manos arriba, no disparen", una frase que se convirtió en grito de protesta en Ferguson esta última semana.
Pero Nixon dijo que la seguridad pública tenía que ser resguardada. "No podemos tener saqueos y crímenes por la noche, no podemos tener a gente con miedo", dijo.
La violencia estalló después de que el oficial de policía de Ferguson Darren Wilson, de 28 años, disparase y matase a Brown poco después del mediodía del pasado sábado.
El incidente se produjo mientras Brown caminaba junto a un amigo por una calle que da al complejo de departamentos donde vive la abuela del joven fallecido.
Las ánimos han estado caldeados toda la semana pero subieron aún más de temperatura la noche del viernes cuando manifestantes avanzaron por un distrito residencial y comercial que convirtió en el centro del malestar, enfrentando a manifestantes en su mayoría negros contra policías en su mayoría blancos.
El sábado, la gente que marchaba por calles de la ciudad llevaba carteles que decían "las vidas negras importan" y "no dispare".
Durante días, la familia y simpatizantes de Brown exigieron conocer el nombre del oficial. El Departamento de Justicia de Estados Unidos está investigando el episodio para ver si hubo violaciones a los derechos civiles y la policía del estado de St. Louis también está investigando los disparos.
PROTESTAS DESATADAS POR DENUNCIA DE ROBO
La versión de la policía de cómo Brown fue disparado difiere de la que narran testigos, incluido el amigo que caminaba junto a él en ese momento, Dorian Johnson, de 22 años.
En la versión policial, después de que Wilson pidiese a Brown que se retirase de la calzada, Brown alcanzó el coche patrulla y luchó contra Wilson por arrebaterle su pistola. Wilson disparó a Brown varias veces.
Johnson y al menos otro testigo dijeron que el coche se acercó a los jovenes y el oficial intentó agarrar al adolescente, que estaba tratando de alejarse del coche cuando le dispararon. Brown levantó las manos en señal de rendición, pero el oficial bajó de su coche patrulla y le disparó varias veces.
Los agentes del FBI que acudieron a la escena del tiroteo entrevistaron a los residentes, y el activista de los derechos civiles Jesse Jackson también acudió al lugar de los hechos, rezando una oración en memoria del joven.
El reverendo Al Sharpton dijo que encabezaría una manifestación con la familia de Brown en Ferguson el domingo.
(Información adicional de Jason McLure en St. Louis, Carey Gillam en Kansas y Jonathan Allen, en Nueva; York y Lucas Jackson en Ferguson, Misuri.; Escrito por Carey Gillam; Editado en español por María Cecilia Mora/Rodrigo Charme)