COX'S BAZAR, Bangladés (Reuters) - Una pasta amarilla hecha con corteza de árbol adorna las mejillas de mujeres y niñas musulmanas rohinyás en los campos de refugiados al sur de Bangladés.
El thanaka, una especie de protector solar que se originó hace siglos, es comunmente utilizado por las mujeres rohinyás, que dicen que el uso de esta crema tradicional las ayuda a devolver cierta normalidad a sus difíciles vidas en los campos de refugiados.
"El maquillaje es mi afición y es nuestra tradición", dijo Juhara Begum, de 13 años, que llegó a Cox's Bazar en septiembre del año pasado tras huir de un ataque militar perpetrado en su pueblo, en el estado de Rakáin en Myanmar.
"El ejército nos disparó y nos masacró", dijo Juhara, que tuvo que caminar durante cinco días para llegar a la frontera. Ahora, vive en lo alto de una colina en el abarrotado campo de refugiados de Jamtoli.
"Vivo en la cima de una colina y hace mucho calor, el sol abrasa", dijo Juhara, que se había puesto la crema protectora en la cara.
Juhara se encuentra entre los más de 700.000 rohinyás que se han refugiado en el distrito huyendo de la represión militar de Myanmar el año pasado, dijeron grupos de ayuda humanitaria y la ONU.
Reuters fotografió a algunas de las refugiadas que consideran que el uso de la crema mantiene su piel suave y fina, la protege del sol y evita el acné.
Aquí puede acceder a las fotografías: https://reut.rs/2lX2jVP
El thanaka se hace con corteza de árboles que se encuentran en zonas secas del centro de Myanmar. Una piedra plana llamada kyauk pyin se utiliza para moler la corteza y convertirla en crema de color amarillo blanquecino.
La crema se aplica en la cara varias veces y al secarse deja una capa protectora. Aunque en otras zonas de Asia tiene uso medicinal, las mujeres de Myanmar también lo utilizan como cosmético.
Mujeres y niñas rohinyás se sirven de métodos tradicionales para realizar la crema a partir de la corteza del árbol thanaka que se vende en los campos de refugiados.
(Información de Clodagh Kilcoyne; Traducido por Alba Calejero en la redacción de Madrid)