Por Ed Cropley
ADDIS ABEBA (Reuters) - Marruecos regresó el martes al club de los países africanos, 33 años después de abandonarlo por el reconocimiento del Sáhara Occidental, devolviendo al redil a una de las mayores economías de África y generando esperanzas de rebajar una de sus disputas territoriales más espinosas.
Tras una ofensiva de seducción de un año de duración que estuvo acompañada de una mayor inversión en África, el rey Mohamed VI de Marruecos fue ovacionado al tomar por primera vez su asiento en la sede de Addis Abeba de la Unión Africana (UA) de 55 países, uno de los pocos foros internacionales que reconoce al Sáhara Occidental.
Rabat abandonó en 1984 la Organización de la Unidad Africana, predecesora de la UA, indignado por la aceptación como miembro de pleno derecho del Sáhara Occidental, territorio rico en fosfatos situado en la costa atlántica de África.
Sin embargo, el apoyo africano a lo que la ONU define como un territorio no autónomo ha caído al mismo ritmo que crecía la importancia de la economía de Marruecos, de 110.000 millones de dólares, la quinta mayor de África, como socio de comercio e inversiones.
En una cumbre de la UA esta semana, Marruecos fue readmitido en el bloque, con 39 países expresando su apoyo y sólo 10, que habrían estado liderados por Argelia y Sudáfrica, mostrando reservas.
"África es mi hogar y estoy volviendo a casa", dijo el rey Mohamed, ante los aplausos de otros jefes de Estado. "Les he echado de menos a todos".
Para Marruecos, una economía relativamente liberalizada y un firme aliado occidental, la readmisión a la UA debería facilitar su entrada en economías africanas de rápido crecimiento y ayudar a reducir su dependencia de los estancados mercados europeos.
En los últimos años, las empresas marroquíes han realizado importantes inversiones en todo África, desde servicios financieros hasta proyectos de vivienda y plantas de fertilizantes. El rey Mohamed dejó claro que esto era sólo el comienzo.
"África es indispensable para Marruecos y Marruecos es indispensable para África", dijo.
Durante su discurso de 20 minutos, el rey Mohamed reconoció las tensiones por el Sáhara Occidental, en disputa desde que la potencia colonial española lo abandonara en 1975, pero dejó claro que no estaba interesado en empeorarlas.
"No queremos dividir el continente", dijo.
Marruecos reclamó el territorio tras la salida de España y libró una guerra de 16 años con el movimiento independentista Polisario, que estableció la autodeclarada República Árabe Saharaui Democrática con el apoyo inicial de Argelia y luego de toda África.
Desde el alto el fuego de 1991, el Sáhara Occidental lleva dividido por una berma de tierra, con fuerzas de paz de la ONU vigilando a las fuerzas marroquíes en lo que Rabat llama sus provincias del sur y guerrillas en la zona controlada por el Polisario, que limita con Argelia.
Los intentos respaldados por Estados Unidos de celebrar un referéndum sobre la libre determinación llevan estancados desde 1991 y Rabat ha presentado su propio plan de autonomía.
El ministro saharaui de Exteriores, Salem Ould Salek, describió la admisión en la UA de Marruecos como un "paso importante" hacia el pleno reconocimiento internacional, ya que ahora estaría en la misma sala, en igualdad de condiciones, con su rival.