Por Samia Errazzouki
ALHUCEMAS, Marruecos (Reuters) - Varios miles de personas protestaron en Alhucemas, en el norte de Marruecos, para exigir la puesta en libertad de un activista arrestado por encabezar meses de manifestaciones contra los abusos oficiales y la corrupción.
La protesta el viernes por la noche en Alhucemas llega tras un aumento de las tensiones desde que el activista Nasser Zefzafi fuera detenido a principios de semana acusado de amenazar la seguridad nacional, entre otros delitos.
Los disturbios políticos son inusuales en el reino del norte de África, pero las protestas en Alhucemas se han incrementado desde octubre después de que un vendedor ambulante de pescado muriera por un camión de triturar basura para recuperar el pescado que le había confiscado la policía.
Coreando "el pueblo exige que los prisioneros sean puestos en libertad" y "todos somos Zefzafi", varios miles de personas se reunieron en la plaza de Sidi Abed el viernes por la noche. Algunos manifestantes se taparon la boca con cinta adhesiva y se ataron las manos a modo de arresto.
"Nasser defendía sus derechos, defendía nuestros derechos, es nuestro héroe. No hizo nada para ser arrestado", dijo Zahya Al-Hassani, madre de cuatro hijos.
Muchos llevaban banderas de la región del Rif, que tiene una historia de disidencia y declaró brevemente la independencia bajo un líder local bereber en los años 20 durante la guerra con las fuerzas coloniales españolas.
Las autoridades desplegaron una amplia presencia policial en la ciudad, donde los manifestantes dijeron que habían impedido que la protesta fuera mayor. Horas antes en la vecina Imzouren, la policía lanzó agua con un cañón para dispersar a cientos de manifestantes que se enfrentaron con las fuerzas de seguridad, lanzándoles piedras y escombros.
La muerte del vendedor ambulante Mouhcine Fikri se ha convertido en un símbolo de la frustración frente a los abusos de las autoridades y revivió el espíritu del movimiento 20 de febrero que generó manifestaciones prodemocracia en 2011 y llevó a que el rey Mohamed VI cediera parte de sus poderes.
"Nunca hubiéramos imaginado que la muerte de Fikri llegaría a este punto. La gente está enfadada", dijo Suleiman Ben Kadder, que dijo que conocía al vendedor del puerto en el que trabajaba.
Aunque parte el descontento en las protestas de Alhucemas se dirige contra el "Makhzen", el 'establishment' que rodea a la monarquía, como en 2011, no van dirigidas contra el rey. Marruecos es una monarquía profundamente enraizada y cuenta con la dinastía más duradera del mundo musulmán.
Pero las protestas en Alhucemas y en la región del Rif suponen una prueba para un reino que se presenta como un modelo de estabilidad y reformas, además de un refugio para la inversión extranjera en una región asolada por la violencia extremista.
(Escrito por Patrick Markey; Traducido por Inmaculada Sanz)