Por Gabriel Burin
BUENOS AIRES (Reuters) - Miles de manifestantes marchaban el viernes en el centro de Buenos Aires contra la cumbre del G20 que reunía a los líderes de las mayores economías del mundo en la capital argentina, censurando al capitalismo financiero y a los gobernantes de derecha.
Las calles de la ciudad estaban fuertemente custodiadas y semidesiertas debido a un vasto operativo policial para proteger el evento. El gobierno dispuso un asueto especial por el G20, además de cortes de accesos a Buenos Aires y un enorme despliegue preventivo de fuerzas de seguridad.
"Fuera FMI" y "Fuera imperialistas" decían algunos carteles que se podían ver en la movilización, con imágenes del presidente argentino, Mauricio Macri, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, y la primera ministra británica, Theresa May.
Portando banderas rojas y tocando bombos, partidos de izquierda, organizaciones sindicales y entidades de derechos humanos se desplazaban a lo largo de más de 10 cuadras. En una marcha pacífica, las columnas se dirigían hacia el Congreso argentino.
"Abajo el capitalismo, abajo el G20", dijo Benjamín Grillo, docente de un colegio secundario de 59 años, al tiempo que criticó la gestión de Macri por el aumento de la inflación y de la pobreza.
Grandes pancartas y bengalas de colores se observaron junto a largas columnas de manifestantes, con apenas algunos pocos demorados por la policía por portación de objetos prohibidos, se informó oficialmente.
Mientras, en otra parte de la ciudad, los funcionarios estaban congregados para abordar distintos temas multilaterales y bilaterales. La atención se centraba en las persistentes diferencias entre Estados Unidos y China en medio de su guerra comercial.
El Gobierno argentino dijo que hay 22.000 efectivos, de seis diferentes fuerzas de seguridad, afectados a esta cumbre del G-20.
ACUERDO PARA PROTESTA
La reunión de los mandatarios en Hamburgo el año pasado fue empañada por activistas anticapitalistas que causaron destrozos. A fin de evitar una situación similar, el gobierno de Macri y representantes de manifestantes en el país alcanzaron un acuerdo para hacer una protesta pacífica.
La ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo en una rueda informativa por la mañana que no habían ingresado al país militantes extranjeros y que la marcha sería vigilada por 2.500 policías sin armas letales. Por la tarde no se habían registrado incidentes.
El Gobierno permitió que la movilización en Buenos Aires pasara por una avenida muy cercana al Teatro Colón, donde en horas de la noche estaba prevista una gala para los líderes mundiales que visitan el país dentro de una zona completamente vedada al público.
El temor a la erupción de disturbios en la cumbre aumentó tras un grotesco incidente el fin de semana. La final de la Copa Libertadores de fútbol entre River Plate y Boca Juniors se suspendió cuando hinchas riverplatenses atacaron al autobús que transportaba a los jugadores "xeneizes".
El mes pasado, la policía se enfrentó contra manifestantes que tiraban piedras y palos fuera del Congreso mientras se discutía el presupuesto. "No vamos a tolerar la violencia y vamos a actuar si algún pequeño grupo intenta salirse de los carriles de la manifestación normal", dijo Bullrich.