Las mujeres de Arabia Saudí recibieron la semana pasada el derecho a conducir tras casi tres décadas pidiéndolo, pero algunos activistas dicen que este avance tiene un precio: su silencio.
Mientras que el decreto real que acaba con la prohibición a que las mujeres conduzcan en el conservador país saudí ha sido aplaudido al ser visto como una prueba de modernidad, algunas mujeres dicen que se les ha amenazado para que no lo comenten -una acusación que el Gobierno niega.
Cuatro mujeres que anteriormente habían participado en protestas contra la prohibición dijeron a Reuters que les habían llamado por teléfono ordenándoles no comentar la medida. Dos mujeres dijeron que unas 25 activistas habían recibido llamadas de este tipo.
Arabia Saudí intenta modernizarse a pesar de las protestas de los conservadores, e intenta hacerlo sin perder este apoyo, el de los más tradicionales.
Algunos clérigos islamistas vistos por el Gobierno como activos en política fueron detenidos el mes pasado como parte de unas medidas contra posibles opositores del reino que ahora parece que prepararon el camino para que se aboliese la prohibición a que las mujeres condujeran.
Activistas y analistas dicen que el Gobierno también busca abolir que haya quien se enriquezca con el activismo, algo que ahora está prohibido, y parece decidido a no generar enfrentamientos entre sensibilidades religiosas.
Así, se le está dando la vuelta a normas aparentemente inviolables del reino saudí y algunos importantes religiosos que apoyaban la prohibición a conducir parece que están cambiando de opinión.
Los cambios sugieren un posible cambio en el poder de la familia Al Saud, que estaría alejando al país del "establishment" wahabí.
LO QUE IMPORTA ES EL LOGRO
En la primera protesta contra la prohibición a que las mujeres condujeran, en 1990, 47 lo hicieron alrededor del centro de Riad durante casi una hora hasta que fueron detenidas por la policía religiosa, después fueron despedidas de sus trabajos y se les prohibió viajar.
Una de las participantes, profesora de universidad de unos 60 años en la actualidad, recuerda ese acto de desobediencia que marcó el inicio de una era en el movimiento por los derechos de las mujeres saudíes.
"Durante la primera vuelta no nos cogieron, pero a la segunda sí. Creo que alguien los llamó. Recuerdo a ese hombre que estaba enfrente de nosotras, en su coche. Hizo esto", dijo, señalando con el dedo. "Eso significaba que no quería que condujéramos".
A esa le siguieron más protestas, pero el Gobierno nunca hizo caso a los esfuerzos de las activistas.
Las activistas que dijeron que habían recibido llamadas ordenándoles que no comentaran el levantamiento de la prohibición hablaron bajo condición de anonimato, temiendo represalias.
"Fue muy directo. Dijo: se le da la orden de no comentar el asunto de la conducción y las mujeres o se tomarán medidas contra usted. Se le responsabilizará por cualquier cosa que exponga tras esta llamada", dijo uno de los interlocutores.
Otra mujer, Tamador al-Yami, pidió perdón en Twitter por no poder hablar sobre el tema "por razones que escapan a mi control".
"Todo el mundo lo sabe.. todo el mundo que lo sigue.. no necesitamos decirlo de viva voz :)", escribió. "Y no importa, lo que importa es la victoria, y nosotras ganamos".
El Gobierno dice que las acusaciones son falsas y cita a mujeres que han hablado, con editoriales en el New York Times y en la CNN.
"No se ha censurado a nadie ni advertido acerca de si expresa su opinión", dijo el Ministerio de Información en un comunicado. "Arabia Saudí aprecia tanto el enorme interés como las aportaciones al debate, especialmente las de nuestros ciudadanos".
EL REY GANA
Acabar con la prohibición a conducir es parte del programa de reformas del reino Vision 2030, que busca diversificar la economía y alejarla del petróleo, de manera que se modernice la vida de los saudíes.
El príncipe Mohammed bin Salman, de 32 años, es la cara visible de ese cambio. Muchos jóvenes saudíes ven su llegada al poder como una prueba de que su generación tiene un papel importante en dirigir un país cuyas tradiciones patriarcales hicieron del poder un asunto de mayores, y bloquearon el progreso de las mujeres.
Sin embargo, el recién coronado príncipe ha estado bastante ausente del tema de la conducción femenina, cuya abolición se presentó a los medios en Washington en lugar de en Riad.
Eso refleja los riesgos del cambio, que fue bien recibido por muchos pero que provocó en otros dudas e indignación.
Los medios saudíes han hablado de la abolición: "El rey gana con las mujeres conduciendo". La policía, por otro lado, ordenó el fin de semana los arrestos de dos hombres que publicaron amenazas contra las mujeres que condujeran.
La activista Hala al-Dosari, que vive en Boston, dijo que retirar la prohibición también buscaba silenciar a las mujeres activistas.
"La monarquía quiere ser el centro del Estado saudí, dentro y fuera de él, quieren ser los protagonistas de cada reforma. No están deseando que se cuestione su papel", dijo.
"¿Cómo pueden convencer al mundo de que son padres de esta modernización si las mujeres de Arabia Saudí están cuestionándolo?"
Eman al-Nafjan, que participó en una protesta en 2011, dijo que estaba aliviada por el levantamiento de la prohibición pero que se sentía frustrada por que el papel de las mujeres activistas se haya subestimado.
"¿Nuestros esfuerzos son la razón por la que se ha eliminado la prohibición? ¿O fue una decisión que se ha hecho sin tener en cuenta nuestra lucha?", escribió el día después de que se conociese la decisión real.
La profesora, que fue a una de las protestas en 1990, dijo que su familia no llegó a opinar sobre su activismo durante todo estos años, pero que un familiar sí que piensa que es famosa.
"Mi sobrina piensa que soy alguien especial", dijo. "Dice, '¡Oh, tita! ¡Lo que conseguiste...!"