Por Sarah Marsh y Petra Wischgoll
BERLÍN/COLONIA, 17 ene (Reuters) - Las protestas contra el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) cobran fuerza tras conocerse que dos altos cargos del partido participaron en una reunión para debatir planes de deportación masiva de ciudadanos de origen extranjero.
Aunque el partido lleva mucho tiempo arremetiendo contra los inmigrantes, las propuestas de deportar a los "ciudadanos no asimilados" a "un Estado modelo en el norte de África", de las que informa Correctiv, han tocado la fibra sensible en Alemania. Algunos las han comparado con el plan inicial de los nazis de deportar a los judíos europeos a Madagascar.
"Hace tiempo que se ha cruzado la línea", dijo Stephan Kalsh en una manifestación en Colonia el martes por la noche, donde muchos manifestantes pidieron la prohibición del partido.
Fue la última de una oleada de protestas en todo el país que ha atraído a decenas de miles de personas desde que se conoció la noticia la semana pasada. A algunas han asistido altos cargos como el canciller, Olaf Scholz, y la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock.
AfD, que ocupa el segundo lugar en las encuestas nacionales, ha negado que los planes sean política de partido. La colíder Alice Weidel se separó de uno de sus asesores que participó en las conversaciones.
Sin embargo, el jefe del servicio de espionaje nacional alemán, Thomas Haldenwang, ha advertido de movimientos extremistas dentro de AfD, que está bajo vigilancia de seguridad.
Las informaciones sobre los planes han suscitado la condena generalizada de los líderes políticos y de seguridad. Scholz instó a los demócratas a enfrentarse a los "fanáticos" de extrema derecha, mientras que Haldenwang pidió a la "mayoría silenciosa" que despierte.
Las imágenes de miles de ciudadanos desafiando las temperaturas bajo cero y la nieve para protestar contra AfD en ciudades de todo el país sugieren que podrían estar haciéndolo.
"Nazis, no gracias", "Parece 1933, ¡prohibición de AfD ya!" e "Investiguen la prohibición de AfD" rezaban algunas pancartas en una protesta en Berlín el pasado viernes.
Se han programado otras protestas para más tarde el miércoles en Berlín y el viernes en Hamburgo.
ELECCIONES EN ALEMANIA DEL ESTE
Weidel atacó el martes lo que llamó el uso del informe Correctiv para tergiversar sobre AfD. Dijo que el partido pretendía agotar todos los medios legales para impedir la inmigración irregular, restringir las nacionalizaciones y deportar a los inmigrantes sospechosos de terrorismo.
"Quien tiene la ciudadanía alemana pertenece sin duda y sin cuestionamientos a la nación alemana", dijo Weidel en una conferencia de prensa. "Y precisamente por eso la ciudadanía alemana no puede venderse barata y repartirse con una regadera".
El partido se ha centrado más este año de cara a las elecciones al Parlamento Europeo y a tres elecciones estatales en el este de Alemania en septiembre, donde ocupa el primer lugar en las encuestas. Se espera que esto haga mucho más difícil la formación de gobiernos viables para los partidos mayoritarios, que han descartado trabajar con AfD.
El apoyo a AfD, que lleva 11 años de existencia, se ha disparado en el último año, aprovechando el descontento con la gestión de la coalición gobernante de una multitud de crisis, desde la guerra de Ucrania y la inflación hasta los servicios públicos desbordados por la inmigración.
Las luchas intestinas han convertido al Gobierno de Scholz en uno de los menos populares de la historia moderna de Alemania.
Todavía no hay pruebas de que el informe Correctiv perjudique el apoyo a AfD, que se ha mantenido estable en las encuestas publicadas esta semana.
Los analistas políticos afirman que la fuerza de AfD ya ha influido en el debate político, contribuyendo a endurecer la política y la retórica sobre la inmigración irregular.
Los políticos debatieron esta semana la posibilidad de pedir al Tribunal Constitucional que prohíba AfD, aunque la mayoría coincidió en que podría resultar contraproducente. Los obstáculos para una prohibición son elevados y el partido podría salir ganando si se presentara como víctima de la clase dirigente.
(Información de Sarah Marsh, Petra Wischgoll, Tanya Wood y Andreas Rinke; edición de Christina Fincher; editado en español por Javi West Larrañaga)