Por Marton Dunai
BUDAPEST (Reuters) - El primer ministro húngaro, Viktor Orban, proclamó hace mucho tiempo una tolerancia cero al antisemitismo, pero estos últimos días se ha expuesto a la indignación de Israel y el pueblo judío con comentarios que aparentemente buscaban ganarse la simpatía de los votantes radicales de derecha de cara a las elecciones de 2018.
El lenguaje de Orban, que abraza la noción de "homogeneidad étnica", parece moldeado con el fin de ocupar terreno en la extrema derecha que ha abandonado el partido radical nacionalista Jobbik, que ha moderado su mensaje, dijeron analistas y críticos.
Orban ha chocado con los socios de la Unión Europea por desavenencias sobre el respeto de las normas democráticas y la reticencia a acoger refugiados.
En un discurso de la semana pasada Orban recordó el gobierno del gobernador Miklos Horthy, una figura polémica que lideró el país durante 24 años hasta 1944, firmando varias leyes históricas contra los judíos y, en última instancia, entregando a más de 500.000 personas al Holocausto nazi.
"Que la historia no nos enterrara (después de la Primera Guerra Mundial) se debe a unos excepcionales estadistas (como) el gobernador Miklos Horthy", dijo. "Este hecho no puede negarse por el triste papel de Hungría en la Segunda Guerra Mundial".
La Federación de Comunidades Judías de Hungría y el Congreso Judío Mundial dijeron en una declaración conjunta que estaban "preocupados" por este tono electoralista.
El embajador de Israel en Budapest pidió una aclaración de las palabras de Orban, que Jerusalén consideró "preocupantes". Está previsto que el primer ministro Benjamin Netanyahu viaje a Budapest a mediados de julio, en la primera visita al país de un primer ministro israelí en el cargo.
Algunos analistas dijeron que este nuevo tono endurecido de Orban señala un cambio en su política y podría definir su próxima campaña electoral, con la que buscará la reelección por un tercer mandato consecutivo.
Su formación Fidesz es el aplastante favorito para ganar las elecciones de 2018, ya que podría hacerse con un tercio del electorado, mientras Jobbik y los socialistas obtendrían un 10 por ciento cada uno.
Jobbik recibió alrededor de un millón de votos en 2014, pero se arriesga a perder una parte importante de ese electorado con su nueva línea, más moderada.
"El movimiento de Jobbik hacia el centro ha supuesto un cambio drástico de los apoyos en el centro y ha creando un vacío en la extrema derecha", dijo Zoltan Novak, analista del Centro de Análisis Político Equitativo.
LA LÍNEA DURA ENCUENTRA SEGUIDORES
Un indicador de este desplazamiento es la línea más dura de Orban sobre la inmigración. Cientos de miles de inmigrantes han entrado en Hungría a través de su frontera sur desde 2015, aunque la mayoría se han dirigido hacia el oeste, hacia zonas más prósperas de la UE. Budapest ha erigido una valla fronteriza a lo largo de su frontera meridional.
"Es muy importante preservar nuestra homogeneidad étnica", dijo Orban en un foro de negocios el 28 de febrero, repitiendo la frase varias veces.
Peter Kreko, analista de Capital Político, considera que Fidesz y Jobbik se han intercambiado los papeles y ahora Orban se encuentra en la extrema derecha.
"Que Orban hable de 'homogeneidad étnica' en Europa del Este, menos de 75 años después del Holocausto o 25 años después de las guerras de los Balcanes, es un completo desprecio a las normas civilizadas", dijo Kreko a Reuters.
Esta semana el mandatario criticó a los inmigrantes musulmanes durante una gira nacional en contra de los planes europeos de asignación de cuotas para el reasentamiento de migrantes.
"No respetan nuestra cultura", dijo. "Buscan espacio para su propia (cultura), luego suprimen la nuestra, luego la reemplazan. Es una cuestión de identidad".
La idea de "homogeneidad étnica" de Orban ha hecho fortuna entre los integrantes de una nueva alianza política de derechistas que se lanzará en un mitin la próxima semana y también podría entrar en la carrera electoral 2018.
"Dentro de décadas el continente puede implosionar demográficamente", dijo el líder de la alianza Balazs Laszlo al diario pro-Orban Magyar Idok. "Nuestra homogeneidad étnica puede desaparecer completamente... Reconocemos diferencias y defendemos nuestra propia raza".
Un líder del movimiento, Mihaly Orosz negó cualquier cooperación con Fidesz.
"Si sienten que pueden usar nuestro movimiento políticamente, puede que lo intenten, pero no hay ninguna complicidad intencional de nuestra parte", dijo, agregando que su objetivo era pasar el umbral de voto del 5 por ciento para entrar en el Parlamento en 2018.
Kreko, el analista, dice que los paralelos indican claramente una voluntad estratégica: recoger los votantes abandonados por Jobbik tanto en el centro del espectro político como en la extrema derecha.
Fidesz también negó toda cooperación.
"Fidesz rechaza todo tipo de antisemitismo y no coopera con estos políticos", dijo el partido en una declaración por correo electrónico.