Por Amanda Ferguson y Conor Humphries
BELFAST/DUBLÍN (Reuters) - Los líderes que mediaron un acuerdo de paz para Irlanda del Norte en 1998 celebraron el 20º aniversario el martes advirtiendo de que una división política cada vez mayor y la salida de Reino Unido de la UE estaban creando nuevos peligros para la región.
El expresidente de Estados Unidos Bill Clinton y el ex primer ministro británico Tony Blair se unieron a políticos de Irlanda y de Irlanda del Norte en Belfast para celebrar el acuerdo del 10 de abril de 1998 que supuso el final de 30 años de violencia sectaria en los que murieron unas 3.600 personas.
Pero la caída a comienzos del pasado año de la administración de poder compartido, que era el núcleo del acuerdo, implica que no hubo un gobierno con competencias cedidas para recibirlos - y pocas señales de que los nacionalistas irlandeses y los unionistas probritánicos en el territorio resuelvan las diferencias que de nuevo les han dividido.
"Tenemos que ser muy, muy cuidadosos", dijo el exsenador estadounidense George Mitchell, que presidió las negociaciones que llevaron al acuerdo, al ser preguntado por la cadena estatal irlandesa RTE sobre si había peligro de un retorno de la violencia. "Nada es seguro en la vida", dijo.
Irlanda del Norte se transformó rápidamente tras el acuerdo. El IRA, responsable de la mayoría de las muertes, acordó abandonar las armas y el ejército británico desmanteló sus puestos de control armados y se retiró.
Pese al fin de la violencia la política de la región se ha polarizado más - lo que llevó al derrumbe del gobierno con competencias cedidas en enero de 2017.
DIVISIVOS
La base de apoyo de los partidos liberales de la región se ha reducido, permitiendo que el voto combinado de las formaciones más divisivas: Partido Unionista Democrático y Sinn Fein creciera desde un 34 por ciento en 1998 hasta un 56 por ciento en las últimas elecciones en 2017. En los últimos meses la retórica de ambos se ha endurecido.
"El acuerdo tiene que ser una cosa buena, no una palabra fea, y los votantes tienen que dejar de castigar a la gente que los hace estos y comenzar a recompensarla", dijo Clinton, cuyo papel en los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 se conmemora como uno de los legados clave de su presidencia.
"Lo único que sería una calamidad es dejar que todo el mundo muera", añadió. "Volver al infierno en lugar de ir hacia el futuro".
Las tensiones políticas han aumentado por la decisión británica de abandonar la UE. Algunos nacionalistas irlandeses destacan el riesgo de que el Brexit lleve a la restauración de una frontera "dura" entre la provincia británica e Irlanda, inflamando la opinión nacionalista.
La decisión de la primera ministra británica, Theresa May, de alcanzar un acuerdo con el mayor partido unionista de la región para apoyar su Gobierno ha alimentado la retórica nacionalista.
"El Gobierno conservador ha alentado activamente los elementos más negativos, intransigentes y sectarios del unionismo político para atacar y minar los acuerdos de Viernes Santo", dijo Gerry Adams, exlíder del Sinn Fein que también ayudó a negociar el acuerdo, en un discurso el martes.
El Brexit, dijo, era una amenaza directa al acuerdo de Viernes Santo.
Algunos unionistas señalaron en su lugar al Gobierno irlandés, diciendo que su sugerencia de que Irlanda del Norte sea gobernada por normas de la UE en vez de británicas - o que pueda unirse con la República de Irlanda en los próximos años - podría incitar a los militantes probritánicos.
"Espero que la gente se dé cuenta de que algunas de las cosas que dice son peligrosas", dijo David Trimble, líder del Partido Unionista del Ulster, que era el mayor partido unionista de Irlanda del Norte en 1998, a RTE.