Por Sonya Dowsett y Julien Toyer
MADRID (Reuters) - El secretario general del Partido Socialista, Pedro Sánchez, ha vivido un extraño giro de los acontecimientos en los dos últimos años, perdiendo el poder de su propia formación para poco después recuperarlo y convertirse en presidente del Gobierno.
El político de 46 años puso su carrera en peligro en 2016, cuando se negó a que el conservador Mariano Rajoy fuera investido presidente en el Congreso, lo que provocó una profunda división en el seno del PSOE que derivó en su dimisión como secretario general y la posterior investidura de Rajoy gracias a la abstención de varios diputados socialistas.
Ahora ha sucedido a Rajoy como el séptimo presidente del Gobierno desde la vuelta de la democracia a España y ha prometido seguir al frente del Gobierno hasta mediados de 2020, cuando se agotaría su mandato.
Para lograr hacer realidad esa ambición tendrá que sacar a relucir todas sus habilidades acumuladas en los 25 años que lleva en política.
Su partido tiene 84 escaños de los 350 del Congreso, así que el mero hecho de permanecer en el cargo ya parece arduo.
Sánchez también estará presionado para resolver la crisis secesionista en Cataluña, mantener el rumbo de la recuperación económica y defender a su formación -de 139 años de antigüedad- del auge de sus oponentes liberales, Ciudadanos, y antiausteridad, Podemos.
"Soy consciente de la responsabilidad que asumo y del momento político tan complejo que vive nuestro país", dijo Sánchez a periodistas.
"Primero, para transformar y modernizar nuestro país, que es lo que ha hecho siempre el PSOE cuando ha gobernado, y en segundo lugar, para atender las urgencias sociales de mucha gente que sufre precariedad y desigualdad", dijo.
Apasionado europeísta, Sánchez estudió un máster en Política Económica en Bruselas y ha trabajado en el Parlamento Europeo y Naciones Unidas.
El nuevo presidente del Gobierno, que toma posesión de su cargo el sábado, se ha comprometido a respetar las reglas fiscales de la Unión Europea y ha dicho que mantendrá el presupuesto aprobado por su predecesor. Su debilidad en la cámara implica que probablemente no podrá deshacer las reformas estructurales que aprobaron los conservadores.
"NO ES NO"
A menudo subestimado por sus oponentes, entre ellos Rajoy y su rival en el seno del PSOE Susana Diaz, Sánchez se labró una reputación de obstinación y perseverancia cuando en 2016 se aferró a su mantra de "no es no" en contra de facilitar un Gobierno de Rajoy.
Sus partidarios dicen que tiene una personalidad calmada y talento para alcanzar acuerdos. Sus detractores dicen que carece de carisma y de una clara visión política.
Bajo su liderazgo, el PSOE, una formación a la que Sánchez se unió con 21 años, ha sufrido el mismo destino que muchos otros partidos de izquierda en Europa, donde las formaciones tradicionales han sido erosionadas por líderes populistas en todo el espectro político.
El PSOE ha pasado apuros para jugar un rol en el nuevo y fragmentado arco parlamentario que surgió tras la peor crisis económica en democracia, terminando con cuatro décadas de un estable sistema dominado por dos partidos.
Sánchez perdió dos elecciones generales frente al PP de Rajoy en 2015 y 2016.
Los sondeos de opinión tampoco le han sonreído desde que asumió las riendas del partido en 2014 y después de recuperarlas en 2016, un año en el que fue forzado a dimitir por su oposición a una abstención que finalmente dio la llave de la Moncloa a Rajoy.
Sánchez recuperó el liderazgo del PSOE confiando en el fuerte apoyo de sus bases, aunque no de su elite, algo que podría dificultarle la formación de un Gobierno sólido entre sus apoyos en la moción de censura, que incluyen a varios partidos nacionalistas y secesionistas vascos y catalanes.
Aficionado al baloncesto, está casado con una profesional del márketing y tiene dos hijas.