Por Beh Lih Yi
KUALA LUMPUR (Fundación Thomson Reuters) - El presidente de Estados Unidos Donald Trump debería presionar a Pyongyang para que ponga fin a la esclavitud impuesta por el Estado y al trabajo forzado, dijeron desertores norcoreanos ante la cumbre histórica entre los líderes de los dos países.
Corea del Norte -donde se estima que 1,1 millón de personas, uno de cada 20 ciudadanos, vive en situación de esclavitud- fue clasificado como el peor país del mundo en términos proporcionales según el Índice Global de Esclavitud de 2016 por el grupo de derechos humanos Walk Free Foundation.
El martes está prevista la reunión entre Trump y el líder de Corea del Norte Kim Jong Un, la primera reunión entre líderes de los dos países, que se centrará en las armas nucleares de Pyongyang y la paz en la península coreana.
Desertores y activistas dijeron que la cumbre en Singapur debería poner el centro de atención en los abusos a los derechos humanos.
"No es momento de centrarnos en armas nucleares. Es el momento de centrarnos en cómo oprime Corea del Norte a su pueblo", dijo el desertor Yeonmi Park a la Fundación Thomson Reuters por teléfono desde Nueva York, donde ahora reside.
Yeonmi fue violada y cayó en manos de traficantes después de haber cruzado a China en 2007 con 13 años. Hace campaña contra el tráfico de novias norcoreanas a China y relató su dura experiencia en sus memorias de 2015 "Escapar para vivir" ("In Order to Live" en inglés).
Muchos norcoreanos están atrapados en campos de prisión dentro del país o son enviados al extranjero como trabajadores esclavos para obtener los ingresos que tanto necesita el estado aislado.
Naciones Unidas dijo en 2015 que Corea del Norte había forzado a 50.000 personas a trabajar en el extranjero, principalmente en Rusia y China, ganando entre 1.200 millones de dólares y 2.300 millones de dólares anuales para el gobierno.