15 feb (Reuters) - Manifestantes en Myanmar seguían demandando el lunes la liberación de la derrocada líder Aung San Suu Kyi y el fin del régimen militar, aunque las multitudes eran de menor tamaño luego de que la junta desplegó vehículos blindados y más soldados en las calles.
Se esperaba que Suu Kyi, detenida desde el golpe de estado contra su gobierno electo, enfrentara a un tribunal el lunes en relación con los cargos de importar ilegalmente seis radios walkie-talkie, pero un juez dijo que su prisión preventiva duraría hasta el miércoles, su abogado, Khin Maung Zaw.
El golpe del 1 de febrero y el arresto de la premio Nobel de la paz Suu Kyi y otros han provocado las mayores protestas en Myanmar en más de una década. Cientos de miles han salido a las calles para denunciar el descarrilamiento provocado por los militares de una transición tentativa a la democracia.
"Esta es una lucha por nuestro futuro, el futuro de nuestro país", dijo la activista Esther Ze Naw en una protesta en Rangún. "No queremos vivir bajo una dictadura militar. Queremos establecer una verdadera unión federal donde todos los ciudadanos, todas las etnias sean tratados por igual".
Los disturbios han revivido en Myanmar recuerdos de violentas protestas de oposición a casi medio siglo de Gobierno de facto de la fuerzas armadas, que terminó en 2011 cuando los militares comenzaron un proceso de retirada de la política civil.
Esta vez, la violencia ha sido limitada, pero el domingo la policía abrió fuego contra los manifestantes en una planta de energía en el norte del país. Dos personas resultaron heridas, dijo un reportero de la ciudad.
Además de las protestas en pueblos y ciudades, el ejército se enfrenta a una huelga de trabajadores del gobierno, como parte de un movimiento de desobediencia civil que está paralizando muchas agencias estatales.
Los vehículos blindados se desplegaron el domingo en Rangún, la ciudad norteña de Myitkyina y Sittwe en el oeste, el primer uso a gran escala de tales vehículos desde el golpe.
También se han visto más soldados en las calles para ayudar a la policía que ha estado lidiando con el control de multitudes, incluidos miembros de la 77.a División de Infantería Ligera, una fuerza móvil conocida por sus brutales campañas contra insurgentes de minorías étnicas y contra protestas en el pasado.
Las multitudes eran más pequeñas, aunque no estaba claro si los soldados intimidaban a las personas o si la fatiga se estaba produciendo después de 12 días de manifestaciones.
"No podemos unirnos a las protestas todos los días", dijo un funcionario de viajes despedido en Rangún que se negó a ser identificado. "Pero no retrocederemos (...), sólo estamos tomando un descanso".
(Reporte de periodistas Reuters, escrito por Matthew Tostevin y Robert Birsel; Editado en español por Janisse Huambachano)