MADRID (Reuters) - En un discurso televisado desde el Palacio de la Generalitat, 24 horas después de que el rey Felipe VI se dirigiese a la nación desde el Palacio de la Zarzuela, el presidente catalán Carles Puigdemont hizo una nueva llamada a la mediación pero aseguró que no se desviará de la hoja de ruta secesionista.
"Seguro que en los próximos días volveremos a mostrar la mejor cara de nuestro país con las instituciones de Cataluña cuando tengamos que aplicar el resultado del referéndum", dijo tras señalar anteriormente que cumpliría con el supuesto mandato independentista que entiende haber recibido en las últimas elecciones regionales.
A menos de una semana del pleno del Parlament que podría aprobar la declaración unilateral de independencia en la mayor crisis institucional de la democracia española, Puigdemont criticó duramente al monarca y le acusó de alinearse con el gobierno central.
"Así no, usted decepcionó ayer a mucha gente en Cataluña, gente que le aprecia (...) y gente que esperaba de usted otro tono y una apelación al diálogo", dijo Puigdemont, que volvió a insistir en la mediación y dijo que había varias propuestas encima de la mesa que no han sido aceptadas por el gobierno español.
El rey arremetió la víspera contra las autoridades catalanas, diciendo que el Estado actuará para preservar la Constitución española, con un mensaje en sintonía con la línea del Gobierno de Mariano Rajoy.
La negativa del gobierno central a la mediación fue respaldada el mismo miércoles por parte de un portavoz del gobierno alemán, que dijo que no buscaría mediación alguna y que es clave el respeto a la ley en la resolución del conflicto.
En espera de los "resultados oficiales" del referéndum del domingo que abrirán la puerta a la declaración de independencia, el gobierno central pondera si aplica o no el artículo 155 de la Constitución, que permite adoptar medidas drásticas para proteger el interés general si una región incumple sus obligaciones o actúa en contra del mismo.
El referéndum secesionista no autorizado del domingo -que según el Govern supuso un apoyo del 90 por ciento a la secesión pese a la falta de garantías de la consulta- y la discutida actuación policial han dado alas al movimiento independentista y tensado las posiciones para una posible negociación por la que clama parte de la comunidad internacional.
Este mismo miércoles, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, rechazó la propuesta del grupo de izquierdas Podemos para que el Ejecutivo central y el Govern se sentasen a negociar la búsqueda de un mediador o mediadores como solución a la escalada en el conflicto. El jefe del ejecutivo argumenta, según una fuente de Moncloa, que no es posible conversar bajo la amenaza de la declaración unilateral de independencia.
El movimiento soberanista, que comenzó a tomar fuerza en 2010 tras una sentencia del Tribunal Constitucional que tumbó una reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña, ha crecido en los últimos días en un contexto cada vez más inflexible.
Este miércoles el peligro de ruptura de España, la cuarta mayor economía de la zona euro, lastró al euro y golpeó a las bolsas y los bonos soberanos españoles. El Ibex-35 cayó casi un 3 por ciento, el mayor castigo desde la votación británica a favor del Brexit en junio de 2016, con penalizaciones destacadas en los bancos catalanes.