LONDRES, 15 mayo (Reuters) - Es posible que en los museos de arte y diseño no sea lo más habitual encontrarse exposiciones de quesos hechos con bacterias extraídas de las orejas, dedos de los pies y axilas de famosos, un inodoro de cerámica hecho con estiércol de vaca, botellas de agua comestibles o una "planta parlante".
Sin embargo, estos son algunos de los experimentos gastronómicos y agrícolas de una una nueva exposición en el museo V&A de Londres —más conocido por sus esculturas, textiles y grabados— que pretende arrojar luz sobre la sostenibilidad y nuestro ciclo alimentario, desde el mundo rural hasta el plato.
"Mucha gente no se da cuenta de que su relación con la comida es más que ese momento de comer lo que hay en su plato", dice a Reuters May Rosenthal Sloan, co-comisaria de "FOOD: Bigger than the Plate" ("FOOD: Más grande que el plato").
"Cada comida que comes, cada acto de comer te conecta con la naturaleza, con la cultura, con la economía y la política, con tu propio cuerpo, y lo que estamos tratando de hacer es que la gente lo vea de una manera realmente más amplia y piense cómo afectan las decisiones que tomamos a nuestro futuro colectivo".
Se exponen varios quesos —mozzarella, comte, cheddar, Cheshire y stilton— o "retratos microbianos", hechos respectivamente a partir de bacterias tomadas del rapero Professor Green, del chef Heston Blumenthal, del cantante Suggs, del músico y quesero Alex James y de la escritora gastronómica Ruby Tandoh.
"Hay muchas similitudes entre las bacterias que se encuentran debajo de nuestras axilas y lo que realmente está en el queso", dice la biodiseñadora Helene Steiner.
"Si piensas en los quesos hechos a mano, en la comida hecha a mano, son alimentos en los que metes las manos, como si las bacterias fueran a menudo co-creadoras de tu comida. Así que creo que en realidad no se trata del factor 'asco', sino más bien de la diversidad y la belleza de los alimentos y de la forma en que las bacterias nos ayudan a producirlos".
Steiner también está detrás del "Proyecto Florencia", o lo que ella denomina una "planta parlante", como resultado de cuatro años de investigación sobre el uso de señales eléctricas y químicas por parte de las plantas.
El proyecto, que pretende "dar voz a la naturaleza", consiste en una planta de fresas en un cuenco de cristal, conectada a un ordenador donde los visitantes pueden escribir una pregunta y obtener una respuesta impresa.
"Una de las razones por las que empecé esto fue para investigar los pesticidas... Por el momento los ponemos seis veces al año en los campos, bastante al azar", dice Steiner.
"Pensé que sería muy interesante si tuviéramos una forma de entender cuándo están realmente afectadas las plantas, y sólo usáramos pesticidas en ese momento".
El compostaje, la agricultura y la alimentación son algunos de los temas que se exploran en la exposición, en la que también se exponen diseños de salchichas y una granja de hongos urbanos.
(Información de Louise McLoughlin; traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid)