LONDRES (Reuters) - El secretario de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, dijo el viernes que era muy probable que el propio presidente ruso, Vladimir Putin, tomara la decisión de usar una toxina nerviosa de grado militar para acabar con un exagente ruso en suelo inglés.
"No tenemos nada en contra de los rusos. No habrá rusofobia como resultado de lo que está sucediendo", dijo Johnson a periodistas en el búnker de la Batalla de Inglaterra desde el que se controlaban las operaciones de los combatientes de la Segunda Guerra Mundial.
"Nuestra disputa es con el Kremlin de Putin, y con su decisión -y creemos que es abrumadoramente probable que fuera su decisión- de dirigir el uso de un agente nervioso en las calles de Reino Unido, en las calles de Europa por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial", dijo Johnson.
La primera ministra, Theresa May, dijo el miércoles que el Estado ruso era culpable del intento de asesinato de Sergei Skripal, un exagente doble que traicionó a decenas de espías del servicio de inteligencia británico MI6, y de su hija.
May dijo que era trágico que Putin, que probablemente obtendrá un cuarto mandato en las elecciones presidenciales del domingo, haya elegido actuar de esa manera.
Poco después de que se informara de los comentarios de Johnson, el Kremlin dijo que la acusaciones de que el presidente Putin estaba implicado en el ataque con el agente nervioso eran escandalosas, informó la agencia de noticias TASS.
"Cualquier referencia o mención de nuestro presidente en este sentido es una violación impactante e imperdonable de las normas diplomáticas de conducta decente", dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, según la agencia.
Rusia ha negado cualquier implicación, calificó a Reino Unido como una potencia postcolonial inestable por el Brexit, e incluso sugirió que Londres fabricó el ataque en un intento de fomentar la histeria antirrusa.
Las relaciones entre Reino Unido y Rusia han estado tensas desde el asesinato del exagente de la KGB Alexander Litvinenko con polonio 210 radiactivo en Londres en 2006, que según una investigación británica probablemente fue aprobado por Putin.
El Kremlin ha negado repetidamente cualquier participación en la muerte.
(Información de Guy Faulconbridge y David Milliken; Traducido por Raquel Castillo en Madrid)