Por Kathryn Doyle
(Reuters Health) - Un estudio de España sugiere que la dieta mediterránea rica en pescado, verduras y, en especial, aceite de oliva, reduciría el riesgo femenino de desarrollar cáncer mamario cuando se la compara con la dieta reducida en grasa.
En los cinco años que duró la investigación, en la que las participantes probaron al azar distintas dietas, aquellas que siguieron la dieta mediterránea con cuatro cucharadas diarias extras de aceite de oliva virgen registraron la mitad de los diagnósticos de cánceres mamarios que las participantes asignadas a la alimentación reducida en grasa.
"Con una alimentación saludable reforzada con aceite de oliva virgen, disminuye el cáncer de mama como criterio clínico consistente de valoración", dijo el autor principal, doctor Miguel Ángel Martínez-González, de la Universidad de Navarra y del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBERobn).
"Ahora, contamos con evidencia de que el aceite de oliva está causalmente asociado con una reducción del riesgo de desarrollar cáncer de pecho", agregó.
El hecho de que los resultados surjan de un ensayo clínico aleatorio, que es el diseño de referencia para la investigación, "inmediatamente impresionó" a los responsables de la revista, dijo en una nota del editor sobre el estudio el doctor Mitchell H. Katz, subeditor de JAMA Internal Medicine.
Aun así, los autores advierten que los datos provienen de un ensayo clínico prolongado orientado a la enfermedad cardíaca y que sólo hubo 35 casos de cáncer mamario en más de 4.000 mujeres que participaron en el estudio sobre esa malignidad, lo que es un número muy bajo de casos totales para un análisis estadístico.
El equipo revisó la aparición del cáncer en las participantes del estudio PREDIMED sobre los efectos protectores de la dieta mediterránea y comparó los resultados con la aparición de la enfermedad cardiovascular y otras dolencias.
En el período 2003-2009, 4.282 mujeres, de entre 60 y 80 años, con alto riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular probaron, al azar, una dieta mediterránea reforzada con aceite de oliva virgen, la misma dieta suplementada con frutos secos o la alimentación habitual con disminución del consumo de grasa (grupo control).
Los grupos que siguieron las dos variantes de la dieta mediterránea recibieron un litro de aceite de oliva por semana o 30 gramos de frutos secos por día sin coste. El grupo que recibió el aceite debía consumir 50 gramos (4,2 cucharadas) por día, incluidos en la preparación de comidas, las ensaladas o el pan.
Cada tres meses, las mujeres consultaron a un nutricionista, respondiendo cuestionarios para determinar el nivel de adhesión a la dieta asignada. No se les aconsejó reducir las calorías ni aumentar la actividad física.
La dieta mediterránea es rica en vegetales y reemplaza la mayoría de los postres con frutas, prácticamente limita el consumo de las bebidas al agua y el vino tinto, reduce el consumo de lácteos y lleva el consumo de carnes rojas a una vez por semana o menos, según precisó Martínez-González.
Durante el estudio hubo 17 diagnósticos de cáncer mamario con la dieta reducida en grasa (grupo control), frente a 10 con la dieta mediterránea reforzada con frutos secos y ocho con la dieta mediterránea reforzada con aceite de oliva.
El autor recordó que existen estudios con animales que muestran que el consumo extra de aceite de oliva virgen, rico en polifenoles, induciría la muerte celular programada.
"Es fundamental evaluar con nuevos ensayos clínicos la posibilidad de transferir la dieta mediterránea a otros países", dijo. "Aquí, nuestras participantes estaban muy felices: les entregamos aceite de oliva gratis, listas para hacer las compras y folletos", agregó.