Por Ian Chadband
Wimbledon echará de menos a uno de sus tradicionales favoritos con la ausencia de Rafa Nadal por lesión y aún así, Garbiñe Muguruza, con su alegría y talento abrasador, parece dispuesta a llenar el vacío que ha dejado su compatriota.
Ataviada con una camiseta de la selección española de fútbol y con la gran sonrisa que iluminó Wimbledon el año pasado cuando alcanzó la final, Muguruza recordó a todos este fin de semana que España tiene una nueva superestrella con carisma para emular a Nadal.
Después de que el balear se retirara de Roland Garros por una lesión de muñeca que le ha impedido intentar lograr su tercer título en Wimbledon, Muguruza se proclamó campeona en el torneo femenino al derrotar a Serena Williams en la final.
Al llegar a Wimbledon, el interés de la prensa española, que habitualmente se centra en Nadal, ahora se enfoca completamente en la jugadora de 22 años nacida en Venezuela.
"Pensé al respecto el otro día cuando vi que Rafa no jugaba (en Wimbledon)", dijo Muguruza sonriendo en una rueda de prensa en Wimbledon.
"Claro, la gente se va a fijar más en lo que estoy haciendo pero creo que está bien. Es una buena señal. Me gusta".
Muguruza está teniendo que habituarse rápidamente al hecho de que tener un juego espectacular que acompaña una personalidad ganadora es una combinación que garantiza impulsarla a la élite del deporte, pero jura que el golpe en la mesa que dio en París no le ha cambiado.
"Realmente nada es diferente. Quizá es raro, pero no" dijo.
Aún así, aparte de su trato natural y alegre con los medios, en muchos aspectos la Garbiñe que ha llegado a All England Club en 2016 es irreconocible de la niña que llegó el año pasado como un talento prometedor y acabó como una atrevida finalista que dio un susto a Williams.
Ahora es la número dos del mundo, tan segura y realizada que parece ser la mejor situada para detener a Williams en su empresa de lograr el récord de 22 títulos de Grand Slam.
"Ha pasado tan rápido y tantas cosas entre los dos (Wimbledons). No me lo creo", dijo.
Otra cosa que le parece casi increíble es pensar que podrá jugar junto a Nadal en el torneo de dobles mixtos de los Juegos de Río, especialmente ya que ninguno de los dos juega en esa modalidad habitualmente.