Por Tom Balmforth y Max Hunder
KIEV, 5 jul (Reuters) - Las fuerzas rusas ponen la mira en sus próximos objetivos en la provincia oriental ucraniana de Donetsk, después que el presidente Vladimir Putin se adjudicara la victoria en la vecina provincia de Luhansk, en una nueva fase de una guerra iniciada hace más de cuatro meses.
La toma de la ciudad de Lisichansk completó el domingo la conquista rusa de Luhansk, una de las dos regiones del Dombás, la industrializada región oriental de Ucrania que se ha convertido en el escenario de la mayor batalla en Europa en generaciones.
Ambos bandos han sufrido grandes bajas en la lucha por Luhansk, especialmente durante el asedio a las ciudades gemelas de Lisichansk y Severodonetsk. Ambas ciudades han quedado en ruinas por el implacable bombardeo ruso.
"La ciudad ya no existe", dice Nina, una joven madre que ha huido de Lisichansk para refugiarse en la ciudad central de Dnipro.
"Ha sido prácticamente borrada de la faz de la Tierra. No hay ningún centro de distribución de ayuda humanitaria, ha sido golpeado. El edificio que albergaba el centro ya no existe. Igual que muchas de nuestras casas".
Las fuerzas ucranianas tomaron el martes nuevas líneas defensivas en Donetsk, donde aún controlan las principales ciudades, mientras Putin dijo a sus tropas que "descansen absolutamente y recuperen su preparación militar", mientras las unidades en otras zonas siguen luchando.
Desde el inicio del conflicto, Rusia ha exigido a Ucrania que entregue tanto Luhansk como Donetsk a los separatistas pro-Moscú, que se han declarado Estados independientes.
"Esta es la última victoria de Rusia en territorio ucraniano", dijo Oleksiy Arestovych, asesor del presidente Volodímir Zelenski, en un vídeo publicado en internet.
"Eran ciudades de tamaño medio. Y esto duró desde el 4 de abril hasta el 4 de julio, es decir, 90 días. ¡Tantas pérdidas!"
Arestovych dijo que, además de la batalla por Donetsk, Ucrania esperaba lanzar contraofensivas en el sur del país.
"Tomar las ciudades del este significó que el 60 por ciento de las fuerzas rusas están ahora concentradas en el este y es difícil que se redirijan al sur", dijo.
"Y no hay más fuerzas que puedan ser traídas desde Rusia. Han pagado un gran precio por Severodonetsk y Lisichansk".
Algunos expertos militares consideraron que la reñida victoria había aportado a las fuerzas rusas pocos beneficios estratégicos y que el resultado de lo que se ha denominado la "batalla del Dombás" seguía en el aire.
"Creo que es una victoria táctica para Rusia, pero con un coste enorme", dijo Neil Melvin, del centro de pensamiento RUSI de Londres. Comparó la batalla con las enormes luchas por escasas ganancias territoriales que caracterizaron la Primera Guerra Mundial.
"Esto ha tardado 60 días en progresar muy lentamente", dijo.
"Creo que los rusos pueden declarar algún tipo de victoria, pero la batalla bélica clave aún está por llegar".
Melvin dijo que la batalla decisiva para Ucrania probablemente no tendrá lugar en el este, donde Rusia está montando su principal asalto, sino en el sur, donde Ucrania ha comenzado una contraofensiva para recuperar territorio.
"Aquí es donde vemos que los ucranianos están avanzando alrededor de Jersón. Allí están comenzando los contraataques y creo que lo más probable es que veamos cómo el impulso se inclina hacia Ucrania al intentar montar una contraofensiva a gran escala para hacer retroceder a los rusos", dijo.
"ESFUERZOS SOBREHUMANOS"
Zelenski dijo el lunes que, a pesar de la retirada de Ucrania el domingo de Lisichansk, sus tropas seguían luchando.
"Las Fuerzas Armadas de Ucrania responden, hacen retroceder y destruyen el potencial ofensivo de los ocupantes día tras día", dijo Zelenski en un mensaje en vídeo por la noche.
"Tenemos que acabar con ellos. Es una tarea difícil. Requiere tiempo y esfuerzos sobrehumanos. Pero no tenemos otra alternativa".
La batalla por Luhansk es lo más cerca que ha estado Moscú de lograr uno de sus objetivos declarados desde que sus fuerzas fueron derrotadas al intentar capturar Kiev en marzo. Marca la mayor victoria de Rusia desde que capturó el puerto sureño de Mariúpol a finales de mayo.
Putin lanzó su invasión de Ucrania el 24 de febrero, calificándola de "operación militar especial" para desmilitarizar a su vecino del sur y proteger a los rusoparlantes de lo que llama nacionalistas "fascistas". Ucrania y Occidente afirman que se trata de un pretexto infundado para una agresión flagrante con el fin de apoderarse de un territorio.
Serhi Gaidai, el gobernador ucraniano de Luhansk, reconoció que toda su provincia está ahora en manos rusas, pero declaró a Reuters: "Tenemos que ganar la guerra, no la batalla por Lisichansk. (...) Duele mucho, pero no es perder la guerra".
Gaidai dijo que las fuerzas ucranianas que se retiraron de Lisichansk estaban ahora manteniendo la línea entre Bajmut y Sloviansk, preparándose para defenderse de un nuevo avance ruso.
Reuters no pudo verificar los relatos del campo de batalla.
Las esperanzas ucranianas de un contraataque sostenido se basan en parte en la recepción de armas adicionales de Occidente, incluyendo cohetes que pueden neutralizar la enorme ventaja de la potencia de fuego de Rusia al golpear profundamente tras la línea del frente.
"Se trata de la rapidez con que lleguen los suministros", dijo Arestovych.
"En Occidente, simplemente no hay suficientes armas para ser suministradas. Al fin y al cabo, este es el mayor conflicto desde 1945, (...) así que hay que producir más armas y esa producción está en marcha ahora. Y a tal ritmo que para el otoño habrá un conjunto de armas muy considerable".
(Información de las redacciones de Reuters; escrito por Michael Perry; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)