Por Angus Berwick
MADRID/VALENCIA (Reuters) - La primera vez que Pablo Iglesias apareció en su programa televisivo Fort Apache, estaba sentado en una moto, con una coleta y una cazadora de cuero, criticando a los políticos que habían gestionado la peor crisis económica en España en décadas.
Tres años después, y todavía con coleta, Iglesias se perfila como clave en el próximo gobierno, después de que su partido - Podemos - fuera el tercero más votado en las elecciones del domingo, que apuntan al final del bipartidismo imperante desde que España volvió a la democracia a mediados de los años 70.
Podemos tenía dos objetivos electorales: apartar del poder al conservador Partido Popular (PP) y superar al Partido Socialista (PSOE) como principal fuerza de izquierdas en España.
Aunque no ha logrado su segunda meta por 21 escaños, todavía podría lograr la primera si cierra pactos con los socialistas y otros partidos de izquierdas.
Pero, ya sea formando parte de un Gobierno liderado por los socialistas o simplemente ofreciéndoles su apoyo externo, Podemos también tendrá que lidiar con sus propias líneas rojas y aceptar formar parte de la elite política y la "casta" dominante contra la que ha luchado desde que se fundó el partido.
Fan de la serie de televisión "Juego de Tronos", Iglesias describe a menudo la política como "el arte de acumular poder" y ha defendiendo abiertamente al primer ministro griego, Alexis Tsipras, cuando se embarcó en su propio viaje desde la extrema izquierda a un pragmatismo más cercano al centroizquierda este año.
"En un principio pensaban que para abrirse un hueco tienes que ser muy intenso porque si no, no te distingues de lo demás, pero desde las elecciones europeas de 2014 se ha moderado bastante" dijo Iván Llamazares, profesor de Ciencia Política de la Universidad de Salamanca.
REFORMISTA, NO RADICAL
El éxito de Podemos en las elecciones se apoyó en gran medida en la suavización de las propuestas más radicales de la formación este año, lo que ha ayudado a contrarrestar el auge de otro partido rival regeneracionista, Ciudadanos, que quedó en cuarto lugar con 29 escaños menos que Podemos.
Las promesas anteriores de una renta mínima universal, una reestructuración completa de una deuda pública cercana al billón de euros, y la nacionalización de sectores de energía y sanidad o se han relajado o se han evaporado, destaca Llamazares.
Un Gobierno con Podemos sería reformista pero no radical, y estaría centrado en la educación pública y la sanidad, con un sistema fiscal más progresivo, dijo el profesor.
Iglesias ha dejado claras sus condiciones para el Gobierno central: más políticas sociales, una nueva ley electoral, mecanismos para controlar mejor al gobierno, el fin de las puertas giratorias entre política y mundo empresarial, y el reconocimiento del carácter plurinacional del país.
Las cinco deberían incluirse en una nueva constitución, según Iglesias.
"(Se abre) un tiempo de compromiso histórico en nuestro país, que debe estar marcado con un cambio constitucional", dijo el lunes en rueda de prensa Iglesias, antiguo profesor de ciencias políticas en la Universidad Complutense de Madrid.
"Somos la única fuerza política que, precisamente porque defiende el derecho a decidir, pude en estos momentos garantizar la unidad de nuestra país", añadió.
Con el fin de mejorar sus posibilidades electorales, Podemos consiguió aliarse con candidatos independientes, como las alcaldesas de Barcelona y Madrid, y purgó a parte de sus miembros más radicales para mejorar sus opciones en los comicios.
Uno de los fundadores de Podemos, Juan Carlos Monedero, dimitió en abril tras quedar vinculado con pagos de más de 425.000 euros por asesorar a varios gobiernos latinoamericanos, entre ellos la Venezuela del fallecido Hugo Chávez.
Monedero también había criticado los esfuerzos de Iglesias para limitar el poder de las bases de Podemos - las centenas de asambleas locales conocidas como "círculos" a lo largo del país - para poner más orden en lo que había sido un partido rebelde.
"MADURANDO POCO A POCO"
Irene Montero, una responsable de 27 años de Podemos a quien Iglesias ha nombrado para una de las dos vicepresidencias en un hipotético Gobierno, dice que el partido ha "madurado" desde los días en los que estaba formado por un núcleo de profesores en Madrid.
"Nos vimos como una fuerza que quería entrar en el panorama político para poner voz a lo que nadie mas ponía la voz, que fue toda la injusticia social, la desigualdad, la corrupción", dijo Montero a Reuters en una entrevista por teléfono.
"Poco a poco hemos ido madurando, que significa que sin perder nuestros principios y nuestros horizontes, hemos ido concretando nuestras propuestas", añadió.
El propio Iglesias ha dicho que Podemos tendría que ser flexible para alcanzar el poder.
"Si quieres acertar, no hagas lo que la izquierda haría", escribió Iglesias en un libro publicado el año pasado en el que criticaba a otras formaciones por su renuncia a emplear los medios para difundir su mensaje y su rechazo a entrar en determinados asuntos.
Aunque el alejamiento de sus partidarios más acérrimos ha hecho que algunos se cuestionen su lealtad, una mayoría de los simpatizantes del partido mantiene su apoyo.
En el último acto de campaña de Podemos en Valencia, el 18 de diciembre, Jesús Falco, un voluntario de 60 años que viajó con su círculo desde Elche, dijo que el éxito del partido suponía un punto de inflexión tras décadas de división en la izquierda española.
"La izquierda estaba encarcelada en sí misma", dijo Falco en un lugar repleto junto a carteles que decían "Sí se puede". "Pablo Iglesias fue suficientemente inteligente para no quedarse fuera del sistema", añadió.