Por Joan Faus, Marco Trujillo y Jordi Rubio
BARCELONA, 16 oct (Reuters) - Treinta personas fueron detenidas a última hora del martes durante los duros enfrentamientos en Cataluña durante las protestas contra el encarcelamiento de nueve líderes separatistas catalanes, con tensas confrontaciones que se convirtieron en un gran desafío para las autoridades españolas y catalanas.
Los manifestantes lanzaron latas, piedras y bengalas a la policía antidisturbios, e incendiaron contenedores de basura y cartones en medio de varias avenidas en Barcelona, entre ellas una calle de tiendas de diseño y enfrente de la bolsa de valores.
Varias vallas fueron incendiadas junto a La Pedrera, uno de los edificios más famosos del arquitecto catalán Antoni Gaudí y uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad.
La policía cargó varias veces con porras y disparó proyectiles de espuma contra los manifestantes. Un portavoz de los Mossos d'Esquadra dijo que estaban tratando de hacer espacio alrededor de la sede de la delegación del Gobierno central.
Un portavoz de los Mossos dijo que 30 personas resultaron detenidas y 125 tuvieron que ser atendidos en toda Cataluña por los disturbios, aunque ninguno de los heridos revestía gravedad, según los servicios sanitarios catalanes.
Un camarógrafo de Reuters fue golpeado por la policía en la pierna mientras filmaba las cargas contra los manifestantes. El camarógrafo, claramente identificado como periodista por un brazalete de prensa, fue golpeado por detrás por una porra de la policía.
Este fue el segundo día de protestas después de que el Tribunal Supremo español sentenciara a nueve líderes separatistas a entre 9 y 13 años de cárcel por su papel en un intento fallido de secesión en 2017.
Los enfrentamientos son un reto para las autoridades catalanas independentistas y para el gobierno central de Madrid, que se enfrentan a un panorama político fragmentado y a una desaceleración económica.
El separatismo catalán se enorgullece desde hace tiempo de ser un movimiento pacífico y sus líderes dicen que eso no ha cambiado.
Pero ya antes de que el Tribunal Supremo emitiera su veredicto el lunes en Madrid, existía la preocupación de que las prolongadas sentencias de cárcel para los líderes separatistas pudieran desatar la frustración acumulada entre una parte radicalizada, dijo a Reuters una fuente parlamentaria de alto nivel.
Una portavoz del Gobierno catalán se apresuró a decir que los separatistas habían demostrado que eran pacíficos y que un grupo aislado se comportaba de forma violenta, mancillando su reputación.
"La Generalitat condena cualquier actitud de violencia como venimos haciendo siempre", dijo la cosejera de la presidencia de la Generalitat, Meritxell Budó a la televisión española TVE.
El gobierno de España en funciones advirtió en un comunicado que intervendría si fuera necesario para garantizar la seguridad en Cataluña, sin elaborar.
"Una minoría esta queriendo imponer la violencia en las calles de las ciudades catalanas", dice el comunicado. "Es evidente que no estamos ante un movimiento ciudadano pacifico", dijo el gobierno, al tiempo que elogió la coordinación entre Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil.
El impulso por la independencia de Cataluña desencadenó la mayor crisis política de España en décadas en 2017 y sigue dominando gran parte del debate político fracturado del país. Fue un tema importante en las elecciones parlamentarias de abril y probablemente también lo será en las nuevas elecciones que se celebrarán el 10 de noviembre.
SEGURIDAD
El líder del Partido Popular, Pablo Casado, pidió en Twitter que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, activara la Ley de Seguridad Nacional y tomara el control de las fuerzas de seguridad de Cataluña para "garantizar la seguridad y el orden público".
Los principales partidos españoles se han negado sistemáticamente a celebrar un referéndum de independencia en Cataluña, aunque los socialistas dicen que están abiertos al diálogo sobre otras cuestiones.
La policía también cargó contra los manifestantes en las ciudades de Girona y Tarragona, según mostraron imágenes de televisión. La policía catalana advirtió en Twitter que no se acercaran al epicentro de las protestas en Barcelona y Girona por razones de seguridad.
Los reporteros de Reuters vieron a la policía nacional española disparando al aire con pistolas de goma en Barcelona. No se pudo contactar inmediatamente a la policía para que hiciera comentarios.
A primera hora de la tarde, miles de manifestantes pacíficos habían tomado las calles de la capital catalana. Algunos encendieron velas y corearon "Libertad para los presos políticos".
Los líderes independentistas han prometido seguir presionando para que se celebre un nuevo referéndum sobre la secesión, diciendo que las sentencias de prisión del lunes fortalecieron el movimiento.
Oriol Junqueras, quien recibió la sentencia más larga de 13 años por su papel en la organización del referéndum de 2017, que fue declarado ilegal, dijo a Reuters en su primera entrevista después de la sentencia que ésta sólo serviría para impulsar al movimiento independentista.
"Nosotros no dejaremos de pensar lo que pensamos, los ideales no entienden de condenas (de cárcel)", dijo, añadiendo que un nuevo referéndum era "inevitable".
Los manifestantes habían bloqueado las vías de tren el lunes y miles de personas bloquearon la entrada por carretera al aeropuerto de El Prat de Barcelona, donde algunos se enfrentaron a la policía. Un portavoz del aeropuerto dijo que 110 vuelos fueron cancelados el lunes y otros 45 fueron cancelados el martes.
Diana Riba, esposa del líder sentenciado Raúl Romeva, dijo a Reuters que la campaña de independencia prevalecerá con el tiempo.
"Este es un proceso muy largo, pero veremos los resultados como lo hicimos con el movimiento feminista, cómo crecieron hasta llegar a ser masivas y lograr los derechos que buscaban", dijo, haciendo un llamamiento para que "todo el mundo salga a la calle".
(Información adicional de Jessica Jones en Madrid, escrito por Andrei Khalip e Ingrid Melander; editado por Lisa Shumaker y Stephen Coates; traducido por Andrea Ariet en la redacción de Gdansk)