Por Philip Pullella
ROMA (Reuters) - El 9 de enero de 1324, el viajero veneciano, mercader y escritor Marco Polo estaba preparando su viaje final al más allá, en el que creía como cristiano temeroso de Dios.
A los 70 años, Marco Polo llamó a un sacerdote y notario para que fuera a su casa en Venecia y escribiera sus palabras en latín en una piel de oveja que mide aproximadamente 67 x 27 cm.
Ahora, una investigación de tres años sobre su voluntad realizada por académicos e historiadores ofrece una nueva visión de Marco Polo, y un mayor apoyo a la opinión generalizada de que visitó China, cuestionada por algunos historiadores.
La Biblioteca Nacional Marciana de Venecia, que custodia el pergamino en el que fue escrita su voluntad, ha copublicado un libro de formato grande, que contiene una reproducción del pergamino de casi 700 años de antigüedad. Este incluye marcas que quedaron cuando la oveja fue esquilada y manchas de tinta en los márgenes.
La obra, titulada "Ego Marcus Paulo Volo et Ordino" ("Yo, Marco Polo, Deseo y Ordeno"), está dirigido a coleccionistas, amantes de la historia y libreros. Fue producida con Scrinium, una editorial veneciana.
"La última 'transcripción diplomática' del testamento tiene 150 años de antigüedad", dijo Stefano Della Zana, director cultural de Scrinium, en alusión al término utilizado por los expertos que estudian cartas antiguas y caligrafía para realizar interpretaciones modernas.
"Se ha realizado con las últimas técnicas científicas y los estándares académicos de filología, así que los errores anteriores han sido corregidos", dijo.
Polo dejó dinero a las instituciones eclesiásticas de Venecia, perdonó las deudas pendientes y liberó a su sirviente, un tártaro al que llamó Pedro, "para que Dios pueda absolver mi alma de toda culpa y pecado".
A finales del siglo XX, algunos historiadores defendían que Polo nunca llegó a China, pero que recabó historias sobre el imperio mongol de los mercaderes persas que conoció en el mar Negro.
La mayoría de historiadores han rechazado esta interpretación y Della Zana afirmó que el hecho de que el sirviente de Marco Polo fuera tártaro, perteneciente al pueblo mongol, apoya la hipótesis de que efectivamente llegó a China.
El resto de pruebas descansan en un inventario de las posesiones de Marco Polo que surgió tras su muerte y enumeró una serie de artículos del lejano Oriente, como el caro almizcle.