Por Raheem Salman
BAGDAD (Reuters) - Un obispo iraquí instó al mundo a actuar el domingo después de que los radicales islámicos expulsaran a los cristianos de Mosul, poniendo fin a una presencia que se remonta a los primeros años del cristianismo.
"El mundo debe actuar, hablar, tener en cuenta los derechos humanos", dijo el obispo católico caldeo Shlemon Warduni el domingo, un día después de la fecha límite para que los cristianos de Mosul se sometiesen a la regla del Estado Islámico bajo amenaza de morir en caso contrario.
Cientos de familias cristianas abandonaron la ciudad antes de que venciese el ultimátum, muchos de ellos despojados de sus pertenencias mientras huían por la seguridad de una comunidad que llegó a contar con decenas de miles de personas.
"Hombres armados que acechan como ladrones les quitaron todo - incluso los anillos de las mujeres, los coches, los teléfonos celulares ... porque son fanáticos," dijo Warduni a Reuters en conversación telefónica desde la ciudad de Arbil, a 50 millas (80 km) de distancia, en la región autónoma kurda.
El obispo dijo que la solución a la crisis debería estar en manos de Irak, pero añadió que el Estado es débil y está dividido y que líderes musulmanes no se han manifestado.
"No hemos sabido nada de clérigos de todas las sectas ni del gobierno", dijo. "Los cristianos son sacrificados por Irak".
Esta semana, el Estado Islámico, liderado por la insurgencia suní que tomó el control de Mosul el 10 de junio y que ahora tiene bajo su poder la mayoría de las provincias árabes suníes en Irak, dio a los cristianos de la ciudad una opción: convertirse al Islam, pagar un impuesto religioso, o enfrentarse a la espada.
Mientras instaban a los últimas familias a que salieran de Mosul, la escisión de Al Qaeda pintaba letreros en sus casas que rezaban: "propiedad del Estado Islámico".
El primer ministro iraquí Nuri al Maliki, condenó el trato a la comunidad cristiana y a lo que describió como ataques a iglesias en Mosul, diciendo que eran una muestra de "la criminalidad extrema y el carácter terrorista de este grupo".
El mandatario añadió que creó un comité gubernamental para apoyar a los cristianos que se habían quedado sin hogar, pero no dio una estimación sobre cuándo el control de Mosul podría ser recuperado por el ejército.
Las fuerzas de seguridad de Irak, que sucumbieron bajo el peso de la ofensiva liderada por el Estado Islámico el mes pasado, se han reforzado con milicianos chiíes y están tratando de hacer retroceder a los militantes sunitas más al sur. Hasta el momento no han conseguido avances significativos en la recuperación de territorios en manos de los insurgentes.
Los combatientes del Estado Islámico también han destruido mezquitas chiíes y santuarios musulmanes, considerados heréticos para la rama ultraconservadora del Islam suní.
El papa Francisco mostró el domingo su preocupación en las oraciones públicas semanales.
"Hoy en día son perseguidos nuestros hermanos (...) han sido expulsados. Deben abandonar sus hogares sin poderse llevar nada", dijo.