Por Elena Rodriguez y Susana Vera
NAVALCARNERO, España, 8 jun (Reuters) - Las sonrisas y las lágrimas volvieron a aflorar el lunes en la residencia de ancianos Centro Casaverde de Navalcarnero, en las afueras de Madrid, cuando los residentes recibieron sus primeras visitas desde que tuvieran que ser interrumpidas en marzo.
Enfrentados por los extremos opuestos de dos grandes mesas unidas para asegurar un distanciamiento adecuado, Pepa Plaza y su madre Josefa Vila disfrutaron de un emotivo reencuentro.
"A través de las videollamadas yo la veía que estaba bien, pero ahora ya la he visto", dijo Plaza, con la nariz y boca cubiertas por una mascarilla. "Lo único que falla es que no me puedo acercar y darle un beso".
Su madre sonreía mientras una enfermera le mostraba un vídeo de sus nietos en la cocina de su casa.
"Es como un sueño logrado", dijo Vila. "Porque claro, cuando estás lejos no las ves. Te viene a la cabeza: '¿habrán resbalado?', '¿se habrán caído por algún sitio?'".
Antes de poder acceder a las instalaciones del centro, los visitantes deben firmar una declaración en la que confirman que no tienen síntomas de coronavirus y que no han entrado en contacto con nadie que los tenga. Los miembros del personal se toman la temperatura y se desinfectan manos y zapatos.
Una vez dentro, los visitantes deben permanecer a dos metros de sus familiares.
Una excepción a la trágica escena repetida en numerosas residencias de la Comunidad de Madrid, el Centro Casaverde ha sido afectado sólo levemente por el coronavirus, que ha causado estragos con muchos centros de ancianos del país.
No hay estimaciones oficiales de la cifra nacional de muertes por COVID-19 en las residencias de ancianos españolas, pero las autoridades de Madrid informaron de que unos 6.000 residentes de centros de ancianos han muerto con síntomas de la enfermedad desde que comenzó el brote, alrededor del 11% de la población previa a la pandemia.
Luchando contra las lágrimas, Maricarmen Cortisejo se mostró encantada de ver a su madre tan bien tras tamaño calvario.
"No puedo ni hablar. Está muy bien, la veo muy bien"
(Información de Elena Rodríguez, Susana Vera y Michael Gore; información adicional de Belén Carreño; escrito por Nathan Allen; editado por Mike Collett-White; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)