Por Kate Holton y Gabriela Baczynska
LONDRES/BRUSELAS (Reuters) - La primera ministra británica, Theresa May, viajaba a Bruselas el jueves para presionar a los líderes europeos en busca de apoyos tras sobrevivir a un motín parlamentario que puso de relieve el punto muerto en el que se encuentra el Brexit.
May obtuvo el respaldo de 200 diputados del Partido Conservador, mientras que 117 votaron en contra, en una moción de censura que profundizó las divisiones cuando faltan semanas para que venza el plazo en el que el Parlamento debe aprobar un acuerdo que evite una salida desordenada de la Unión Europea.
El Brexit, la decisión más importante de Reino Unido en décadas, ha dividido a la nación y dará forma al futuro de su economía, incluido el papel de Londres como centro financiero mundial.
Los proeuropeos temen que la salida debilite a Occidente, que ya está luchando por asimilar el poder ruso y chino, así como la impredecible presidencia de Donald Trump en Estados Unidos. Los partidarios del Brexit consideran que la salida les permitiría librarse de un precario proyecto europeo liderado por Alemania.
El ministro para el Brexit, Stephen Barclay, quien lleva meses viajando por Europa, buscará garantías de que Reino Unido no estará atada a la Unión Europea indefinidamente después del Brexit, como temen los críticos de su partido.
"La primera ministra, gracias al mandato que obtuvo anoche del partido parlamentario, tiene ahora el tiempo para mantener esas conversaciones con los colegas europeos", dijo, y agregó que el contenido del viaje era "positivo".
Sin embargo, parece poco probable que obtenga apoyo inmediato de los líderes europeos, ya que un borrador de la declaración del encuentro se limitaba a indicar que estaban "dispuestos a examinar" si aún se pueden ofrecer garantías adicionales.
El documento de seis puntos UE indicaba que las eventuales nuevas garantías no "cambiarían ni irían en contradicción" del acuerdo firmado el mes pasado después de dos años de negociaciones.
A principios de esta semana, May canceló una votación parlamentaria sobre su acuerdo -que establece estrechos lazos futuros con el bloque-, tras reconocer que iba a sufrir un dura derrota en la Cámara de los Comunes. May prometió una nueva votación antes del 21 de enero, pero se enfrenta a una ardua tarea para convencer a los diputados escépticos.
Con el telón de fondo del 29 de marzo, fecha prevista para la salida del Reino Unido, además de un Brexit con acuerdo se han abierto otras posibilidades para la evolución de los acontecimientos: una salida desordenada -es decir, sin acuerdo- o incluso otro referéndum.
(información adicional de Kylie MacLellan y Paul Sandle, traducido por Tomás Cobos en la redacción de Madrid)