Por Umit Bektas
DALYAN, Turquía (Reuters) - June Haimoff se topó por primera vez con una tortuga boba en la costa sur de Turquía hace más de 30 años. Fue un encuentro casual que cambió su vida y también el futuro de la playa por la que estaba paseando.
Fascinada por la franja de arena de 4 kilómetros que forma una barrera natural entre el Mar Mediterráneo y las ensenadas de agua dulce bordeadas de juncos del río Dalyan, estableció su hogar allí en la década de 1980 y pronto se enamoró de las tortugas.
Tres décadas después, esta inglesa de 95 años todavía tiene un cobertizo con vista a la playa de Iztuzu, donde ha hecho campañas para preservar el lugar como un entorno natural en el que las tortugas amenazadas puedan anidar.
"Cuando vi por primera vez una tortuga marina poniendo huevos, la miré sin moverme. Recuerdo las lágrimas en mis ojos", dijo. "A partir de ese día comencé a recopilar cualquier tipo de información que pudiera conseguir sobre ellas".
En 1987, Haimoff y un grupo de amigos lograron bloquear un proyecto de construcción de un hotel que habría puesto en peligro la zona en que las tortugas ponen sus huevos en la playa.
Desde entonces, la playa ha permanecido bajo protección. La construcción está prohibida, así como la iluminación artificial por la noche, cuando los turistas se mantienen alejados y las tortugas llegan a tierra para desovar.
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Para ver una producción fotográfica: https://reut.rs/2CfLj8h
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Cuando Haimoff comenzó su campaña, el número de nidos de tortugas en la playa había caído a 200. Ahora llegó a 500, lo que significa que 20.000 tortugas bebé llegan al mar cada año.
Las tortugas bobas, junto con las tortugas verdes que también viven a lo largo de la costa de Turquía, son dos de los nueve tipos de tortugas que habitan en el Mediterráneo. Estos animales, cuyos orígenes se remontan a hace unos 150 millones de años, pueden vivir entre 100 y 150 años.
Después de su éxito de conservación, Iztuzu también se convirtió en un foco regional para las tortugas, con el establecimiento hace 10 años del Centro de Rescate de Tortugas Marinas, que trata a los especimenes lastimados en las playas de toda Turquía.
El presidente del grupo, Yakup Kaska, que fue voluntario en Iztuzu en los primeros días del proyecto, dice que las principales amenazas que enfrentan las tortugas son ser golpeadas por hélices de barcos, tragar o enredarse en las líneas de pesca y comer artículos de plástico transparente que confunden con las medusas.
Haimoff le enseña a los visitantes sobre las amenazas a las tortugas y entrena a sus jóvenes estudiantes en la preservación del medio ambiente. "Soy una mujer enamorada de las tortugas", sostiene.
(Editado en español por Javier Leira)