En el último año he recibido muchas consultas respecto a los riesgos de invertir en bonos y, dado que un nuevo año se avecina, creo que es un excelente momento para comprender a qué contingencias se expone todo inversor cuando decide comprar un título público o corporativo de los denominados de “renta fija”.
A diferencia de los títulos de propiedad (acciones comunes, preferenciales), los bonos son instrumentos un poco más complejos de analizar para quien recién comienza a invertir y ello, junto a un menor riesgo percibido, conllevan a una enorme subestimación de las exposiciones que se generan teniendo bonos en un portfolio. Veamos entonces cuáles son estos riesgos y por qué pueden ser, algunos de ellos, ambiguamente buenos y malos:
Riesgo de tasa de interés:
El principal riesgo de un bono proviene de la tasa de interés de referencia y ello sucede porque existe una relación inversa entre el precio de un bono y las tasas de interés. En simples palabras, cuando las tasas de interés suben, el costo de oportunidad de mantener un bono en cartera se reduce, ya que el mercado puede obtener mayores tasas cambiando el viejo bono por uno nuevo más atractivo. Esta presión a la venta del viejo bono reduce su precio y, al mismo tiempo, aumenta su tasa interna de retorno (TIR o YTM).
Riesgo de crédito (default):
En la práctica, cuando un inversor compra un bono, está comprando un certificado de deuda, como un pagaré. Básicamente el emisor del bono, en su oferta primaria, captura fondos con la promesa de devolverlos en algún momento futuro más un interés. Dicho esto, no cabe duda que existe la posibilidad de que el emisor de la deuda sea incapaz de repagarla (default) o que por algún motivo distinto (ej. falta de voluntad), el acreedor no reciba lo prometido (default técnico). Aquí el caso argentino lo demuestra: en 2001 el gobierno declaró la cesación de pagos y en 2005 se realizó la primera reestructuración con una quita del 66%.
Riesgo de reinversión:
Todos los aficionados inversores entienden que la variable de retorno más relevante en un bono es la tasa interna de retorno ya que computa el retorno anual esperado del bono teniendo en cuenta, además del cupón, la ganancia o pérdida de capital en función del precio actual de mercado. Sin embargo, muchos desconocen que detrás del cálculo de la TIR hay un supuesto extremadamente simplificador: La TIR asume que todos los pagos intermedios hasta el vencimiento son reinvertidos a la misma TIR. ¿Qué significa esto? Si las tasas de interés caen en el futuro, los pagos intermedios recibidos serán reinvertidos a una menor tasa, reduciendo la tasa efectiva.
Riesgo de inflación:
Cuando un gobierno o una empresa emiten un bono prometen repagar el capital más un interés. Sin embargo, desconocemos cuál será el poder adquisitivo de dicho monto en el futuro, y a ello se lo denomina riesgo de inflación. ¿Alguna vez se preguntaron por qué las emisiones del gobierno nacional se encuentran todas atadas a alguna variable (Dollar-linked, CER, Badlar) o directamente se encuentran denominadas en moneda extranjera? Justamente porque el riesgo de inflación es tan alto que una emisión a tasa fija en pesos es impracticable.
Riesgo de moneda:
Este riesgo se encuentra presente en inversiones realizadas en moneda extranjera. De manera similar al riesgo de inflación, cuando se adquiere un título denominado en moneda extranjera, el inversor conoce de antemano cuánto recibirá, pero desconoce cuál será el tipo de cambio en el futuro. Dicho esto, es claro que tanto el riesgo de moneda como el riesgo de tasa de interés pueden resultar a nuestro favor, y de hecho, son riesgos activamente buscados por los inversores.
Riesgo de liquidez:
La liquidez de cualquier instrumento financiero (o mismo de activos físicos) se mide como la facilidad de convertir dicho activo en dinero en efectivo. Esta propiedad se encuentra fuertemente relacionada al tamaño de una emisión o de un mercado. Mientras más chico sea el mercado, o menor el monto emitido, más difícil será encontrar un comprador. Este problema puede impactar de manera significativa en el precio de realización de dicho activo si quienes están dispuestos a comprarlo ofrecen un precio mucho menor al precio de venta. En otras palabras, si el spread entre la punta vendedora y la punta compradora es “grande” puede sospecharse un problema de liquidez.