- A menudo, Francia es vista como la oveja negra de Europa
- Si analizamos de cerca la situación, la economía francesa tiene muchos puntos fuertes
- No nos debe sorprender una evolución al alza del país vecino
Francia es considerada a menudo como la oveja negra de Europa. El país apenas respeta sus compromisos de déficit y tiene poco crecimiento económico en comparación con algunos de sus vecinos europeos. Sin embargo, no todo es sombrío. Mirando más de cerca, vemos que Francia es muy resistente y tiene numerosos puntos fuertes, por lo que no es imposible que la economía francesa nos sorprenda en los próximos años.
Las previsiones de crecimiento para Francia se encuentran entre el 0,8% y el 2,0% en 2016. Este gran diferencial entre los economistas destaca cómo de difícil es saber la dirección que tomará la economía del país vecino justo un año antes de las elecciones presidenciales. Nuestro objetivo de crecimiento conservador para 2016 se sitúa en el 1,4%. El crecimiento de Francia se encuentra en una senda verde, mucho más alto de lo que fue años atrás.
El principal obstáculo para una fuerte recuperación está unido con la falta de confianza por parte del sector privado. Los ataques del presidente Hollande contra las finanzas durante la última campaña presidencial y la inestabilidad fiscal en sus primeros dos años de gobierno siguen pesando sobre la confianza empresarial. En cierto sentido, es una paradoja, porque el gobierno de turno, sin duda ha tomado las medidas más ambiciosas en muchos años a favor de la mejora de la competitividad de las empresas francesas.
Un análisis detallado de la economía de Francia nos da razones para ser optimistas en el futuro.
La economía se está expandiendo a un ritmo cercano a su tasa de crecimiento potencial. La situación económica está mejorando claramente y la confianza está volviendo gradualmente a niveles más altos, aunque todavía hay un largo camino por recorrer.
La situación de la economía francesa no es tan mala como normalmente solemos pensar. El país es sorprendentemente fuerte y ha salido de la crisis financiera sin hacerse demasiado daño. Por tanto, no es imposible que el crecimiento francés nos sorprenda en el futuro más cercano.
Las recientes reformas sientan las bases para la construcción de una economía mejor, aunque aún queda mucho por hacer, en concreto con la reforma del Código de Trabajo. Estas reformas estructurales serán el desencadenante de un proceso de destrucción creativa que es el único capaz de despegar el crecimiento de manera significativa.