Las corrientes de mercado a veces son tan poderosas, que es difícil tratar de liderar los mercados de tendencia. Si el Banco de Japón tiene problemas para controlar la cotización de yen, imaginemos los problemas de un inversor particular que compra un valor en tendencia bajista convencido de que el rebote está al caer. En 2011, sin ir más lejos, el Banco de Japón, preocupado por la fortaleza del yen (factor que perjudica sus exportaciones), llevó a cabo diversos intentos por frenar la apreciación de su divisa, muchos de ellos sin éxito; en ese momento, debido a una serie de factores (incertidumbres de los mercados, crisis de deuda de la Eurozona, problemas para reducir los elevadísimos niveles de déficit públicos de algunos países), los inversores estaban más preocupados por buscar activos refugios (yen, oro….) que por obtener una buena rentabilidad, y dieron al traste con los planes de las autoridades monetarias, ya que siguieron invirtiendo en la divisa. Los inversores fueron capaces de ganar la batalla al Banco de Japón. David frente a Goliat.
Un factor que pesa mucho en las tendencias de las bolsas es el <<sentimiento de mercado>>. Una noticia buena en un día malo, puede quedar eclipsada si los inversores están invadidos por el pesimismo, y viceversa. Podríamos poner decenas, cientos de ejemplos más.
...El 12 de enero de 2012, en un año complicado para Europa, para España, y en concreto para la banca, Banesto publicó sus resultados de 2011. En ese año, la entidad obtuvo un beneficio de 125 millones de euros, nada más y nada menos que un 73% menos que en 2010, y por debajo de los pronósticos de los analistas. Si os preguntáramos sobre qué pensáis que hizo el valor ese día, lo más lógico sería pensar que ese día el valor cayó. Pues no fue así, ¡en realidad ese día Banesto finalizó la sesión con una revalorización nada despreciable del 2,77%! En realidad, ese día ocurrieron en el mercado dos cosas buenas: la primera subasta de bonos en España de 2012, que se saldó con un éxito total y la reunión del BCE, tras la que su presidente Mario Draghi, pronuncio unas palabras que hacía mucho tiempo que no se oían en los mercados: algunos signos de estabilización de la economía que llevó a una subida generalizada de las bolsas ese día, y que consiguió que el optimismo se impusiera y que los inversores se olvidaran de las malas noticias.
Dicho esto, reiteramos que en ocasiones parece complicado poder nadar contracorriente, y que lo mejor que podemos hacer a veces es dejarnos llevar por la tendencia.
Aunque nos gustaría ahora matizar que nadar contracorriente puede ser un error, si, pero que dentro de todos los errores que podemos cometer, este sería uno de los más discutibles. En primer lugar, para que esto sea realmente un error, tendríamos que tener en cuenta el horizonte temporal de la inversión. Explicaremos esto. En realidad, hay gestores de mucho prestigio en el mercado, que precisamente basan su éxito en la gestión en esto: en la inversión contracorriente.
Un exponente de ello es Anthony Bolton (gestor de emblemáticos fondos en la gestora Fidelity), un inversor <<contrario>> allí donde los haya. Bolton, en sus largos años de experiencia, llega a distintas conclusiones. Para empezar, Bolton no suele invertir en compañías o sectores en el punto de mira, sino en muchas veces prefiere buscar valor allí donde nadie está mirando. Si el sector de las telecomunicaciones se pone <<de moda>>, y todos los analistas hablan de valores de ese sector y ponen de manifiesto que hay títulos que nos pueden dar grandes beneficios, muchos inversores empezarán a comprar y a comprar, y su precio se disparará. Si efectivamente había valor en eses compañías, con las compras de los inversores se habrá agotado, aunque muchos inversores seguirán comprando porque el valor está <<en tendencia>>. Bolton, por el contrario, prefiere investigar sectores o valores que no están de moda, allí donde nadie está prestando atención, e incluso va más allá y en ocasiones selecciona lo que llámanos <<valores en situaciones especiales>> Compañías en proceso de reestructuración, empresas que pueden ser objeto de una posible adquisición por un tercero, entidades que han pasado una mala racha…) este sector busca valores infravalorados, va contra la tendencia, pero tiene a su favor una baza con la que muchos otros inversores no cuentan: el tiempo. Bolton cree que a corto plazo el mercado puede ser irracional, pero a largo plazo, si una compañía es maravillosa, se terminará reconociendo su valor. Pueden pasar muchos años, pero posiblemente, termine ocurriendo.
En definitiva, la conclusión sería que si disponemos del tiempo y la paciencia suficientes podemos arriesgarnos a nadar contracorriente, pero en caso contrario, lo mejor en muchos casos es relajarnos… ¡Y dejarnos llevar!
Las corrientes de mercado a veces son tan poderosas, que es difícil tratar de lidera los cambios de tendencia.
(Del libro 15 + 1 Crisis de la Bolsa. Gansr en las turbulencias financieras. Self Bank)