Es tal el desconcierto durante estas semanas, que no hay una opinión clara sobre si debemos comprar, vender o mantener. Después de ver como la pasada semana se perdieron por poco soportes clave en los principales índices mundiales, nos tomamos estos próximos días como clave para el devenir de la renta variable. ¿Se trata de una sobrerreacción que nos pueda dejar buenas oportunidades, o no se producirá una estabilización del mercado y estamos ante un cambio de tendencia?
Europa ha podido haber exagerado el sell-off, mas por sentimientos emocionales como el pánico, que por la situación puramente económica. Se sigue hablando de una Europa de dos velocidades, pero esta vez se han invertido algunos países. Existe una creciente preocupación por Italia y Francia. Mientras España, Irlanda y Alemania no dan tantas muestras de debilidad.
Es verdad que Alemania ha disminuido mucho sus datos de crecimiento, y esta semana se espera un mal dato de ZEW, pero su situación todavía no es crítica. Quizás lo que más preocupa es la perdida de los 9.000 puntos del Dax.
En Estados Unidos, la situación es totalmente distinta. Puede presumir de ser el único país que a día de hoy cumple con sus expectativas de crecimiento. Sin embargo su principal índice, el S&P 500 ya acumula una corrección del 5% sobre máximos.
Estamos a pocos meses de dar por finalizado el último programa de estimulo económico, la QE3. Repasando reacciones anteriores, cuando se finalizo la QE1, el S&P cedió un 16%, y en la QE2 fue cercana al 20%. Algo que la Fed está tratando de amortiguar ahora con la posibilidad de retrasar la subida de tipos con el fin de no provocar estas reacciones en el mercado americano.
Pero, ¿no es distinta la situación? Al finalizar los dos anteriores programas de estímulos, la economía americana seguía necesitando de ayudas para crecer. Ahora está en su plenitud, con un crecimiento superior al 4%, un desempleo por debajo del 6% y una inflación controlado en torno al 2% no debería haber motivos para necesitar de más estímulos o para pensar que se pudieran derrumbar dichos datos.
Algo parecido podríamos pensar de las primeras subidas de tipos. Esta vez podría ser distinto a otras ocasiones, ya que desde hace unos años el nivel de apalancamiento de las empresas esta mucho más controlado, de manera que podría amortiguar dichas subidas.
En las últimas semanas se está criticando la forma de comunicar al mercado los próximos acontecimientos por parte de la Fed. Estamos viendo discursos enfrentados sobre cuánto podría durar el ya famoso “considerable time”. Con los bancos centrales más pendientes de los recientes movimientos de las divisas, que de sus respectivas políticas monetarias.
La perdida de los 17.000 puntos de Dow y los 1.900 del S&P 500 preocupa en la semana que se inicia la presentación de los resultados del 3Q. Se tiene mucho miedo al efecto que haya podido producir en los resultados la fuerte subida del dólar.
Los grandes bancos y las tecnológicas serán los primeros en un trimestre, donde se tiene el temor de que los resultados sean perores que en el 2Q, algo que no ocurre desde 2008.
De tal manera que esta situación no se trata de ser cobarde o valiente, o de buscar continuamente un suelo o apostarlo todo a un cambio de tendencia. En estos momentos todas las opiniones bien argumentadas son validas.
Los más pesimistas abogaran por el cambio de tendencia del que llevan hablando más de dos años, mientras que los más optimistas hablaran de las mejores oportunidades de compra de todo el año de cara a un final de año totalmente alcista. La única realidad es que una vez más, los mercados nunca defraudan y mantienen continuamente ese entusiasmo de querer formar parte de ellos.
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