Hoy me ha preguntado el primo de mi vecino (no va con segunda intención) por qué siempre insisto tanto en que es necesario tener paciencia y aprender de las equivocaciones...
Me escucha incidir continuamente (tanto a él como a otra gente a la que doy formación) en que el trading es una carrera de fondo, que primero hay que construir unos cimientos fuertes y resistentes, a base de experiencia, conocimiento, disciplina, reglas, sistema, aprender, esperar, practicar, operar, aceptar que habrá días buenos y días malos, pensar en probabilidades, en que las estadísticas estén a tu favor... pero nunca tener prisa ni por conseguir doblar tu cuenta ni acelerar tu proceso y tu camino, porque al final, acabarás sin dinero y sin moral.
Es difícil, pero insisto en que se puede lograr, que es posible alcanzar la zona, agarrarse de la mano de la consistencia y procurar que ya no te suelte nunca de la mano... pero que hay que aprender y hay que aprenderse, controlarse, superarse... No rendirse a las primeras de cambio, ser humildes pero perseverantes. Prudentes pero no miedosos. Atrevidos pero no irresponsables. Decididos pero siempre con ganas de mejora, nunca dejando de formarse, de analizar día a día tanto lo que ha hecho el mercado, como lo que hemos hecho nosotros... esforzarnos.
En la vida y en el trading, si bien es cierto que es bueno animarse y automotivarse cuando uno hace las cosas bien, resulta más fácil aprender, corregir los errores, examinando qué es lo que uno ha hecho mal, en dónde se ha equivocado, para pulir los fallos y no volver a repetirlos.
Seguro que muchos conocéis que para que Thomas Edison inventara la bombilla, necesitó que le salieran mal los 999 primeros intentos, y que cuando le preguntaron si no le parecía una pérdida de tiempo haber realizado tantos ensayos malos, él replicó que los consideraba útiles, porque así había aprendido 999 formas de no inventar una bombilla....
Me consuela a mí hoy el repasar mis errores de todos los años y de las miles de horas que luché y luché hasta conseguir llegar hasta dónde estoy y ahora entiendo que no fueron en balde, que sirvieron para algo... que podía haber hecho las cosas mejor (si hubiera acertado tanto en la elección de los formadores que cogí como en el planteamiento a la hora de comenzar mi camino en el trading...) pero que, aunque podía haberme ahorrado muchas horas y muchos intentos fallidos, todo eso valió para aprender una de las miles de formas en las que no debo construir mi bombilla, mi trading.
Al fin y al cabo, todo es corregible y para el que ahora se encuentre en un mar de dudas, debe pensar que igual necesita intentarlo más veces... pero corrigiendo sus errores, asumiendo la realidad, mejorando, puliendo los posibles defectos, sabiendo que siempre se está a tiempo de aprender qué es lo que hay que hacer para avanzar poco a poco, pero sobre todo, lo que no hay que hacer para retroceder demasiado rápido. Focalizarnos en nuestro objetivo y si todo un genio como Edison necesitó centenares de intentos para lograr que ahora tú y yo demos un interruptor y se haga la luz, nosotros (aunque también tengamos un sabio dentro de nosotros e igual no lo hemos sabido sacar aún) hemos de tener la paciencia y las persistencia necesarias para seguir avanzando hasta conseguir nuestro invento perfecto, nuestro trading ideal.
Hacer las cosas bien, continuar (sin prisa pero sin pausa) y al final, la bombillla, y la luz, acabarán haciéndose... Y si tenemos la paciencia suficiente, habrá merecido la pena todo el esfuerzo previo.