La cumbre europea que se celebra en Bruselas nos ha traído un primer resultado que ha sido un paso más en el futuro acuerdo sobre la unión bancaria. En realidad, lo que se ha acordado es que el BCE asuma las labores de supervisión de la banca europea. Pero Alemania ha conseguido su objetivo de limitar el abanico de bancos bajo la tutela de Fráncfort a sólo los grandes, es decir, a los de riesgo sistémico. Concretamente, a los que tengan activos por encima de 30.000 de euros o representen más de una quinta parte de la producción nacional. En total, entre 150 y 200 bancos.
Las autoridades alemanas se han resistido hasta el último momento a que su banca regional sea fiscalizada por el regulador europeo y, al mismo tiempo, impedían que los 500.000 millones del Mecanismo Europeo de Estabilidad puedan ser utilizados para ayudar de manera directa a bancos con problemas.
Angela Merkel reconocía, sin tapujos, en un comunicado, que el acuerdo logrado era el más favorable para los intereses de su país. Sus miras están puestas en las elecciones del próximo año y una pérdida de soberanía en cualquiera de sus posibilidades o una cesión estaría mal vista por el electorado. Esta actitud choca con la de gran parte de los países de la eurozona, que reconocen la necesidad de avanzar en la unión bancaria para salir de la crisis e incrementar la confianza en nuestro sistema financiero. Y no sólo en el tema de la supervisión única, sino también en el de la creación de un fondo de garantía de depósitos y la capitalización directa que evite el traspaso del riesgo privado al soberano.
Nuestro Gobierno es uno de los que han luchado, y sigue haciéndolo, por una mayor integración financiera a sabiendas de la vital importancia que tiene para la consolidación de la zona euro, aunque de momento haya tenido que aceptar que la carga de deuda para recapitalizar a los bancos españoles con problemas tenga que pasar por incrementar la deuda de nuestro país. El tema sigue abierto, a pesar de que Schäuble niegue cualquier posibilidad de avance en este sentido.
Miguel A. Rodríguez
Analista