El pasado martes la agencia calificadora Standard & Poor’s volvió a rebajar un escalón la nota crediticia de la deuda soberana argentina a largo plazo – desde “B-“ a “CCC+” – con perspectiva negativa. La evaluadora justificó su decisión en el ultimo fallo de la justicia neoyorquina a favor de los holdouts que pone en riesgo los próximos pagos de deuda.
En términos de calificaciones crediticias esto significa pasar de ser un deudor “vulnerable a condiciones adversas pero que actualmente tiene la capacidad de cumplir con sus compromisos financieros” a un deudor “actualmente vulnerable y dependiente de condiciones favorables para cumplir con sus compromisos financieros”.
Cabe destacar que previo a este ultimo “revés” de S&P, Argentina ya estaba ubicado como el país con peor calificación (y mayor riesgo) de Latinoamérica.
No obstante, y a pesar de una leve suba en el riesgo país durante esta semana, el precio (en dólares) de los bonos argentinos se mantuvo en niveles que se alejan apenas un par de puntos de su máximo de 5 años. Tal como puede observarse en el siguiente gráfico, el mercado percibe que la deuda nacional es menos riesgosa en este momento que hace un par de meses, cuando la calificación soberana era un escalón mayor.
Es lógico pensar entonces que los precios contienen información que va más allá del “riesgo crediticio” asignado por las calificadoras. Hay ciertos aspectos que pueden estar dentro del precio, o al menos deben ser considerados en la evaluación de los títulos argentinos.
En primer lugar, gran parte de los tenedores de bonos de Argentina son inversores institucionales. Particularmente, los tenedores extranjeros son fondos de riesgo (hedge funds) que son concientes (profesionalmente) del riesgo que toman al posicionarse en estos instrumentos, y por lo tanto es probable que la baja en la nota crediticia no sea algo inesperado para los mismos.
En segundo plano, el panorama actual vuelve poco probable que se observen cambios parciales ante este tipo de noticias. El único dato relevante en el corto plazo será la decisión de la Corte Suprema de los EE.UU. en tomar o no el caso.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que en los últimos meses la expectativa de que la FED pondrá fin a la impresión de dinero impulsó debilidad en las monedas emergentes y consecuentemente una fuerte caída en los precios de los bonos emitidos por estos países, excepto en los bonos argentinos que incluso mostraron ganancias. La explicación se debe a que el rendimiento que ofrecen estos últimos parece ser atractivo incluso en un escenario de suba de tasas en EE.UU.
Finalmente, en un plano más local, los bonos soberanos ofrecen la posibilidad de hacerse de dólares billete en un plazo relativamente corto y a un precio atractivo, motivado por la venta masiva de bonos por parte del BCRA y Anses para evitar una escalada del “blue”.