Los tipos de interés son el precio que hay pagar al recibir dinero prestado. Los bancos centrales son los que marcan los tipos de interés y los van variando de acuerdo a la situación económica. Es uno de los mecanismos más potentes que tienen los bancos centrales para calentar o enfriar la economía. Los tipos de interés encarecen la financiación de los negocios, por lo que hace que las inversiones sean menos rentables. Dependiendo de si están altos o bajos, las empresas decidirán endeudarse más o menos y por tanto invertirán de acuerdo a ello. Si se esperan futuras subidas las empresas más endeudadas pueden tener problemas financieros y eso suele reflejarse en sus valoraciones.
Los tipos de interés están correlacionados con los mercados de valores de manera inversa, es decir, cuando suben los tipos de interés las bolsas acostumbran a caer y viceversa. Cuando suben los tipos el mercado variable pierde interés frente a activos de renta fija, por lo que hay trasvase de dinero de unos activos a otros. Eso ocurre normalmente aunque están las excepciones. Éstas ocurren cuando tras mucho tiempo con los tipos bajos se empiezan a subir ya que el mercado empieza a descontar una mejora en la economía. Con tipos altos y empiezan a bajar el mercado lo considera al contrario y suele recibirse con caídas.