El drástico incremento del número de afectados por el coronavirus chino, el COVID-19, dado a conocer el jueves por la Administración china como consecuencia de la aplicación de un nuevo método de diagnóstico provocó AYER caídas en las principales bolsas occidentales. No obstante, la sesión en Europa fue de menos a más, cerrando los índices con ligeros descensos, muy lejos de sus mínimos diarios. Si en la sesión precedente se había producido una significativa rotación desde valores defensivos a valores de corte cíclico, AYER los inversores optaron por lo contrario, siendo los valores defensivos como las utilidades los que mejor se comportaron.
En Wall Street la sesión fue algo más movida. Así, y tras iniciar los principales índices la jornada a la baja, se giraron al alza, llegando a ponerse todos ellos en positivo por un corto espacio de tiempo, aunque se mostraron incapaces de mantener las ganancias, terminando el día con pequeños descensos, lo que les situó todavía muy cerca de sus recientes máximos históricos.
Durante la jornada se discutió mucho del impacto que en la economía china y en la global podrían llegar a tener las medidas adoptadas para impedir la propagación del virus, con algunos analistas señalando que el repunte de nuevos casos ponía en tela de juicio las estimaciones oficiales de afectados y, por tanto, cualquier estimación del verdadero daño que en la economía del país podría llegar a hacer la epidemia-. El verdadero riesgo, en nuestra opinión, es que se tarde más de lo previsto en controlar la propagación del virus ya que cada vez son más las compañías que están teniendo dificultades en reiniciar sus operaciones por falta de empleados y de suministros, lo que finalmente pasará factura, como señalamos AYER, a sus resultados correspondientes al 1T2020.
Si el escenario se presenta tan incierto a estas alturas, la pregunta que se hacen muchos inversores es por qué las bolsas, incluidas las chinas, están mostrando tanta fortaleza. Entendemos que los inversores descuentan que la propagación del virus se va a controlar más antes que después y que el Gobierno chino y el Banco Popular de China van a “forzar la máquina” inyectando estímulos fiscales y monetarios para que la recuperación del crecimiento económico del país se produzca en forma de “V”. Así, ahora el consenso de analistas espera que el crecimiento del PIB chino en el 1T2020 baje hasta el 4,5%, pero contemplan que rebotará con fuerza en el 2T2020, lo que dejaría el crecimiento anual en el rango del 5,5% al 5,7%, el más bajo en décadas. No obstante, existe la posibilidad de que el virus no sea contenido tan rápidamente como se espera, lo que podría provocar que el crecimiento del PIB chino en el 1T2020 baje hasta el 3,5%, algo que entendemos tendría un fuerte impacto, tanto en las economías más expuestas a China -ya lo está teniendo, por ejemplo, en Irán, al ser China su principal comprador de crudo- como a nivel global. En nuestra opinión, los mercados ahora mismo no descuentan esta última posibilidad, escenario que, sin embargo, no debería ser desechado del todo.
HOY esperamos que las bolsas europeas abran planas, sin una clara dirección. El positivo comportamiento de las principales bolsas asiáticas, con la excepción de la japonesa, lastrada por la publicación de una serie de resultados empresariales que han estado por debajo de lo esperado, creemos que servirá para tranquilizar a los inversores en Europa. Es factible que éstos vuelvan a apostar por los valores de corte más defensivo, que tienen en la elevada rentabilidad por dividendo que ofrecen su principal atractivo. En nuestra opinión, y dadas las incertidumbres que existen como consecuencia de la crisis sanitaria china, esta “opción defensiva” es acertada.
Por último, y en lo que hace referencia a la agenda macroeconómica del día, señalar que es la más intensa de la semana, destacando en Europa la publicación de las lecturas preliminares de los PIB del 4T2019 de Alemania y la Zona Euro y, ya por la tarde y en EE.UU., de las ventas minoristas y de la producción industrial de enero y de la lectura preliminar de febrero del índice de sentimiento de los consumidores. En este sentido, habrá que estar pendientes si el “factor coronavirus” ha tenido ya algún impacto en la percepción que tienen los consumidores estadounidenses de su situación actual, así como en sus expectativas.